El jardín de los espejos

En Cantabria, en el valle del Pas
hay una casa llamada El jardín del Alemán.
Allí coincidirán tres mujeres en tres épocas distintas. Y os voy a dar otros ingredientes necesarios para cocinar esta maravillosa historia:un valle con fantasmas, brujas y druidas. Un monte con unas magníficas cuevas investigadas por arqueólogos alemanes . Un balneario junto al río Pas. Un cuadro, una foto y unas imágenes grabadas.

Elisa (la mujer que espera) es una fotógrafa que en 1919 se refugia allí esperando a que su prometido regrese de la Gran Guerra.

Amalia (la mujer que huye) en 1949 llega a la casa huyendo de un matrimonio complicado. Allí la pintura le hace renacer.

Inés (la mujer que busca) se aloja allí en la actualidad,(lo han transformado en un hotelito rural) mientras hace un documental sobre Román Samperio un cineasta desaparecido y obsesionado con la zona.

Un libro que me ha encantado. Contado a tres voces, he conocido la vida de las tres. Tres mujeres fuertes, que renacieron del dolor y de unas vidas difíciles .
Me ha encantado como está escrito, de una forma sencilla pero brillante , va hilando poco a poco las historias, entrelazandolas, dando saltos en el tiempo, contando sus vidas, sus temores y sus esperanzas.
Me daba miedo leerlo porque el tema sobrenatural es algo que no acabo de entender, pero aquí está tan integrado, tan bien explicado que me ha encantado, no me ha chirriado, no lo he visto exagerado ni metido con calzador sino que me ha parecido algo natural, integrado con la mitología de la zona y lo he entendido perfectamente.
Con la intriga justa para mantenerte expectante pero sin abrumar nos lleva a un final maravilloso, redondo y perfecto que nos aclarará todos los secretos y los misterios de estas tres mujeres.

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Destaca la sinopsis de este libro a sus tres personajes principales, Inés, Amalia y Elisa, a los que yo añadiría dos más: la casa del Alemán, que se convierte aquí en el nexo en común que de alguna forma une a estas tres mujeres y el paisaje cántabro esa localización tan singular donde la particular forma de vida del Valle del Pas hacen que esta novela se vea enriquecida con este omnipresente personaje.

El jardín de los espejos es una novela de mujeres empoderadas y creativas, cada una a su manera y en la medida que la época en la que se desenvuelve cada una se lo permitía. Elisa, fotógrafa de principios del siglo XX, algo no muy común en esa época; Amalia, pintora relegada al silencio de los pinceles por un marido dominante y que vuelve a los lienzos en su retiro oculto en La casa del Alemán, e Inés, en la actualidad, gestora de contenidos audiovisuales para una productora y que trabaja por su cuenta. Tres mujeres y tres historias a modo de matrioska en la que cada una será parte de esta historia donde las creencias populares, ritos y tradiciones del valle se deslizan en una trama de misterio en la que la vida de estas tres mujeres está de alguna manera ligada a la casa del Alemán donde las tres, cada una en su época, han vivido.

Una estructura algo compleja en la que la autora va deslizando en cada historia la dosis justa de misterio y de intriga en los que envuelve a los personajes y hay que decir que cada una de estas historias podía haberse convertido en una trama principal de una novela, porque las tres son lo suficientemente interesantes para haberlo sido.

Escrito en primera persona en la voz de cada uno de los personajes, logrando diferenciar cada uno de ellos, adaptando el lenguaje y las formas a la época en la que cada una se halla. Cada capítulo en la voz de una de ellas, alternando sus historias hasta llegar a un final bien construido y que cierra bien los diferentes frentes abiertos en varias épocas.

Una historia que hay que leer despacio para no perder detalle y en la que hay que saber dejarse llevar a ese valle cántabro donde el tiempo transcurre de otra manera, mecido por las brumas y las lluvias de la montaña y en el que los mitos, leyendas y tradiciones están ligados de manera especial a sus habitantes.
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Tenía muchas ganas de leer "El jardín de los espejos". La sinopsis me llamaba mucho la atención, tres mujeres, tres épocas, ¿una especie de viaje en el tiempo?¿De reencarnación? No sabía el enfoque que la autora le iba a dar y me atraía la temática.
Además, saber que la historia estaba ubicada en mi tierra, Cantabria, más concretamente en el pueblo de Puente Viesgo, zona que adoro, era la guinda perfecta.
Pero, lamentablemente, "El jardín de los espejos" no es lo que esperaba, me he llevado una gran decepción.
Vaya por delante aclarar, que la historia está muy bien escrita. Llena de detalles, con unos personajes la mar de trabajados y peculiares, y se nota que la autora se ha documentado para la ambientación. Conozcas o no la zona, al lector le será fácil imaginar los valles, el Monte del Castillo y los bosques que envuelven el mágico pueblo de Puente Viesgo. Es la primera novela que leo de Pilar Ruiz y en ese aspecto me ha sorprendido.
Lo que ocurre, es que no he conectado nada, ni con la historia, ni con los personajes.
Partiendo de la base de que está narrada a tres voces, la de Elisa, Inés y Amalia, creo que el enfoque para esta narración no ha sido del todo acertada. En todas ellas, la historia está contada en primera persona, y al inicio de cada capítulo tenemos el nombre de la protagonista, para que nos podamos ubicar. El problema que aquí me he encontrado, es que en el mismo capítulo, se entre mezcla el "presente" de ese personaje, pero también retazos del pasado, para que conozcamos qué le ha llevado a esa situación. Pero en ocasiones, no lo he notado bien definido y no sabía si leía el presente, el pasado, o una especie de mezcla por ciertas situaciones que se dan. A lo largo de la novela me he sentido perdida en más de una situación, al principio lo volvía a leer, pero llegaba un punto en que me resultaba pesado tener que estar pendiente de ello y acabé leyendo un poco en diagonal, obviando ciertos detalles.
Por el contrario, el toque mágico que añade sobre druidas, la vijana, y los Valles Pasiegos, encierra muy bien lo que esta bella tierruca esconde.
El final me ha dejado totalmente fría, no le he encontrado relación ni mucho sentido. Mucho lío durante toda la novela, mucho misterio con cada protagonista, que me llevaba a pensar en mil cosas, para al final terminar, a mi manera de ver, de una forma un tanto abrupta.
Me ha dado mucha pena, y mucha rabia, sentirme así al acabar la novela, creo que la autora tenía mucho potencial para darle otro toque, sin que fuera necesario dar tantas vueltas durante toda la historia.

La historia del “Jardín de los espejos”, narrada a tres voces, entre Eilsa, Amalia e Irene, nos cuenta una historia de magia, misterio y ocultismo, ambientada en la Cantabria rural. Desarrollada en tres épocas diferentes en un mismo escenario, ha hecho que la lectura se me haga muy ágil y amena, ya que va saltando en cada capítulo de una a otra.
Me ha encantado esta novela y no voy a parar de recomendarla entre mis conocidos. Muy bien escrita, una trama que caza cada una de las tres historias maravillosamente.
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A medida que iba leyendo, me fue atrapando la historia de estas tres mujeres, que me han tocado el corazón. Es una novela conmovedora, que nos hace reflexionar sobre el tiempo pasado, presente y futuro y cómo se mezclan entre sí. Auténtica Magia, Druidas, cuevas con sus pinturas rupestres, tradiciones.. y la vida de estas tres mujeres y como son capaces de cambiar sus destinos.
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Nos cuesta creer en la magia más allá de los límites de la ficción y, sin embargo, de vez en cuando la vida hace que nos topemos con casualidades y relaciones que nos parecen precisamente facilitadas por la mano de un ser que se escapa de toda lógica. Este podría ser la premisa de partida de El jardín de los espejos, la novela de Pilar Ruiz que nos hace conocer la Cantabria más mágica y de la que hablaremos en esta reseña.
Inés viaja en 2019 a Cantabria contratada por una antigua conocida, Andrea, de la productora Gaula, para realizar un estudio previo antes de grabar el reportaje cinematográfico definitivo sobre Román Samperio, un artista audiovisual del que se perdió la pista en Puente Viesgo hace años. Allí se encontrará con Martín, el cámara encargado de ayudarla en la tarea; una casa misteriosa llamada El Jardín del Alemán (precisamente donde ella se alojará durante toda su estancia); un monte con una importante cueva que deja constancia de la vida humana en el pasado de la comarca, y un inquietante cuadro de una no menos enigmática pintora que escapó de la España franquista para vivir en México hasta su muerte.
Amalia, la pintora, viajaría para esconderse en aquella misma casa en 1949, cuando tuvo que huir de Madrid y su marido, un hombre trastornado por la guerra y por sus propias obsesiones. Allí descubriría paisajes increíbles y la inspiración al ver a una mujer pelirroja que no parece encajar con su época. Tal vez simplemente porque no lo es.
Finalmente, viajaremos a 1919 para conocer a Elisa, una talentosa fotógrafa que trabaja en el balneario cercano a la espera de volverse a encontrar con Jim, su gran amor. Aunque todo parece indicar que el alemán murió en la Primera Guerra Mundial, Elisa no se da por vencida. Hasta que no le queda más remedio que aceptar una realidad que no esperaba descubrir.
Esta es la historia en primera persona de Inés, la realizadora de documentales cinematográficos que apenas sabe nada de una madre que murió demasiado joven; Amalia, la pintora que huye de un marido obsesivo y cruel; y Elisa, la fotógrafa que cree que acabará encontrando a su gran amor, aunque todos le digan que está muerto: tres complejas e interesantes mujeres artistas que trabajan con la imagen en sus distintas vertientes y que, en distintas épocas, vivieron en la casa que en 2019 se llama El Jardín del Alemán. Las tres mujeres, tan apasionadas como apasionantes, se refugian en los mágicos valles y montes de Cantabria, una tierra donde el eco de las leyendas todavía resuena con fuerza. Las tres intentan averiguar verdades sobre su pasado, sobre las personas que han querido y que las han marcado para siempre. Y las tres puede que acaben encontrando datos que no les serán tan gratos.
La magia rodea la casa en la que las tres habitan en distintas épocas, de ahí que la conexión entre las tres sea prácticamente inevitable. Las tres acabarán viéndose a través de un cristal invisible, un espejo sobrenatural, provocando con ello más preguntas a las que encontrar respuesta, ¡cómo si no hubiera ya pocas en las vidas de cada una de ellas! Y, sin embargo, ¿no será esta conexión necesaria para que cada una de ella acabe encontrando su camino?
Son numerosísimos los personajes secundarios que conoceremos a lo largo de las páginas de este libro: criadas bondadosas, madres ausentes, abuelas horribles, curanderas pasiegas, bandoleros entrañables, enamorados bondadosos y hombres obsesionados hasta el límite con nuestras heroínas. de todos ellos, me gustaría destacar a Martín, el cámara del que se enamorará Inés; Fidel, el médico que tal vez sea el nuevo amor de Amalia; y Jules, el amigo mago enamorado de Elisa.
El jardín de los espejos, en definitiva, es una original novela de corte sentimental llena de misterios por resolver con la que conocer a tres mujeres valerosas conectadas por el amor a una misma tierra: esa mágica comarca enclavada en la no menos increíble Cantabria. Y tú, ¿a qué esperas para conocer El Jardín del Alemán?

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En el valle del Pas en Cantabria, hay una casa conocida como “El jardín del Alemán”, cerca del monte y las cuevas de El Castillo. Dicho lugar será el nexo de unión para las tres mujeres protagonistas de esta novela. Tres mujeres que pasarán por allí en diferentes épocas, y cuyas vidas se entrelazan en su lucha por cambiar su destino.

En los tres primeros capítulos la autora nos presenta a nuestras protagonistas, En la época actual conoceremos a Inés, la mujer que busca conocer sus orígenes desentrañando todos los secretos que le han ocultado a lo largo de su vida. Se hospedará en la casa, que ahora es un pequeño hotel rural, para prepara un documental sobre la vida y obra de un artista desparecido y obsesionado con la zona. Mientras está en la casa descubrirá un cuadro sin firma con la figura de una mujer de pelo rojo.
La segunda protagonista nos traslada hasta el año 1949 a Amalia, la mujer que huye de su marido y de su vida que se ha venido abajo. Intentando reconstruirla retomará su afición por la pintura.
Y la tercera es Elisa, fotógrafa en el año 1919, la mujer que espera la vuelta de su prometido, un alemán desaparecido en la Gran Guerra.

A lo largo de toda la novela, mientras descubrimos la historia de cada una de ellas, se irán sucediendo elementos mágicos, visiones, recuerdos perdidos, rituales antiquísimos...mezclados con las leyendas propias de la zona. Y veremos cómo forman un todo en el que van encajando todas las piezas igual que en un puzle.

La novela está escrita en primera persona, con tres hilos temporales diferentes, cada uno desde el de vista de una de las protagonistas, en capítulos alternos que a su vez están divididos en subcapítulos. La autora consigue así que no resulte una lectura monótona, sino que conectemos con cada historia y mediante algunos flashbacks conozcamos su vida y a las personas con las que se relacionan.
Tengo que decir que me parece increíble la forma en la que la autora ha sabido hilar estos saltos temporales, ya que es muy fácil que se cree confusión y como lector te pierdas, pero en este libro está todo perfectamente enlazado sin que quede ninguna laguna y, sobre todo manteniendo el ritmo y la tensión.

Me han encantado los personajes reales pero imperfectos, con sus luces y sombras, sus miedos, sus debilidades y anhelos... al final nuestras tres protagonistas, aunque separadas por años tienen muchos paralelismos en todo lo que hacen y, cada una a su manera:  espera, huye y busca algo. 
También la ambientación me ha parecido muy lograda tanto en los datos históricos que nos va intercalando como en esos ligeros toques sobrenaturales que encontraremos a lo largo de toda la lectura y que aportan ese misterio que te hace seguir leyendo.

En definitiva, una novela con tres historias muy emotivas que se cruzan y entrecruzan creando una trama donde unas se reflejan en otras como en un espejo.
Una novela que habla del arte como expresión artística de la libertad, del tiempo esa constante en la que hay cosas que nunca cambian, como el odio, la ignorancia, el abuso de poder... y de mujeres que lucharon y luchan por ser libres de vivir, crear y amar como ellas decidan independientemente de la época en la que les haya tocado vivir.

"El jardín de los espejos" es una obra que tenía muchas ganas de leer debido a su atractiva sinopsis. Esa mezcla de historia, mujeres fuertes, con brujas y druidas, todo ello ubicado en nuestro país, me atrajo hasta hacerme con el libro.

El él se narra una buena parte de la vida de nuestras tres protagonistas: Inés, Amalia y Elisa.

Inés será la primera en aparecer. Una muchacha que vive en tiempos actuales y que se desplaza al pueblo de Puente Viesgo con la misión de hacer un documental de un cineasta maldito, encargo de una productora de Madrid dirigida por una antigua compañera. al llegar se encuentra con Martín, un hombre de pocas palabras al que no esperaba, pues su ayudante debía ser otro. Su camino la lleva a la Casa del Alemán, una casa rural apartada en la que deberá pasar sus noches mientras dure el rodaje del documental y que encierra más misterios de los que parecía.

La segunda mujer sobre la que leeremos será Amalia. Por circunstancias de la vida acabará huyendo de su hogar hasta Puente Viesgo en 1949, donde su maestro le brinda la oportunidad de ocultarse en su casa: la Casa del Alemán. Esta pintora no tendrá más remedio, debido al miedo, de pasar los días entre las cuatro paredes de este misterioso lugar donde las visiones de fantasmas aumentan y quedarán reflejadas en su obra.

Por último, Elisa, Elise, Lise, la mujer de los tres nombres, se encuentra esperando en el balneario de Puente Viesgo el regreso de su prometido de la Gran Guerra. Finalmente, la eterna espera y la ansiedad que ello supone la llevarán a abandonar el balneario para mudarse a un lugar más tranquilo: la Casa del Alemán, que por ese entonces no poseía este nombre. Ella, amante fotógrafa, se topará con los misterios de ese lugar a través de su arte.

Al principio de esta lectura me pareció algo adictiva. La forma de comenzar la narración de Inés me atrajo debido al estilo narrativo de la autora y al misterio que versaba en torno al documental que le habían encargado hacer. Pero me tropecé con una narración coral a tres voces, narrada cada vez por la protagonista del capítulo, que se iban alternando desde la más actual a la más alejada en el tiempo. Este hecho consiguió que la trama, para mí, perdiese ritmo, pues cuando ya estaba disfrutando de la historia de Inés, nos presentaban a Amalia de una forma más lenta y pausada, al igual que ocurrió luego con Elisa.

Esto ocurrió en todo el libro, pues cada capítulo acaba de una forma en la que quieres saber más, pero los dos siguientes van a relatar historias distintas durante al menos 40 páginas entre ambos, y cuando al fin vuelves a esa trama que te tenía inquieta, ya has olvidado los detalles.

Sin embargo, cada una de las historias me ha gustado bastante. La intensidad va en aumento y, siempre que mantengas la atención, disfrutarás de la lectura.

Me ha gustado conocer a estas tres muejeres fuertes y artistas, con esta profundidad y valor que las lleva a enfrentarse a todo. Los personajes relacionados con las brujas, druidas y curanderas me han encantado, le dan un empuje y un misticismo a la historia que me ha tenido atrapada. al igual que la creciente relación entre las tres protagonistas en sus vivencias en la Casa del Alemán.

A pesar de lo que he explicado anteriormente, he disfrutado mucho de esta obra y la recomiendo.

Cuando comencé la lectura de El jardín de los espejos tuve claro que esta historia iba a alejarse, no solo de las tramas, sino también del ritmo trepidante de las novelas negras que habían supuesto mis lecturas anteriores.
Esta novela se presta a una lectura lenta, pausada, como un paseo relajado que permite disfrutar de los paisajes que tan nítida y detalladamente describe la autora: los bosques, las cuevas, los ríos, las casas y las gentes... Un paisaje que es siempre el mismo y que no obstante varía si lo vemos a través de los ojos de Amalia, de Inés o de Elisa. Como en un caleidoscopio, en que las piezas se unen o se separan para proporcionarnos una imagen distinta cada vez, pero compuesta en todos los casos por los mismos elementos.
Pilar compone una historia compuesta por tres historias, las historias de tres mujeres que, cada una a su manera, en su tiempo y por sus propias circunstancias buscan su libertad, su identidad, la forma de ser ellas mismas y que solo será posible rompiendo con el pasado.
Amalia, Inés y Elisa buscan cambiar su destino, ese destino que, a menudo, juega con nosotros, erigiéndose en un dios crudelísimo o magnánimo y que, a veces, provocamos o, más bien, intentamos, que juegue a nuestro favor sin ser conscientes de que la trampa puede hacernos pasar de tramperos a atrapados.
La autora reivindica el poder de la mujer, a través de la historia y pone en valor esa tradición matriarcal, que por mucho que nos empeñemos en ignorar existió y sigue existiendo en muchos puntos de nuestra geografía.
Esta novela es un paseo por esa Cantabria mágica que te invita a mirar de otra manera, a leer con la mente abierta, a volver a creer en leyendas, a sentir que la magia, llamémosla si queremos casualidad, aun existe, que nuestro conocimiento vital viene de mucho más atrás de lo que pensamos, que contamos con una sabiduría innata que viene de la tierra y de nuestros antepasados y que, como a estas tres mujeres conecta nuestras vidas y nuestros tiempos aunque a menudo no seamos conscientes. Y que todo lo que nos sucede, de una u otra forma no solo nos sucede a nosotros.
La novela es un reconocimiento a la mujer y a la tierra, pero es también un homenaje al mundo audiovisual y al arte en general, a la pintura, a la fotografía, a la literatura… y una crítica a la opresión que las mujeres han sufrido y siguen sufriendo y a aquellos que la provocan, a los que la autora describe de manera magistral.
La autora ha construido una historia original y sorprendente, una novela para disfrutar de la buena literatura, para darse un respiro, para olvidarse de todo lo demás. Una novela que como lectora me ha hecho viajar y como mujer me ha hecho reflexionar sobre la fuerza divina de la mujer que aún pérdida en el albor de los tiempos, aún se mantiene viva.

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En la actualidad, Inés es contratada por una empresa llamada Gaula para hacer el trabajo de documentación de una futura película o documental. Ha de trasladarse a Cantabria; en concreto a Aes en el valle del Pas donde la empresa ha puesto a su disposición una casona aislada que suele utilizarse para el turismo rural pero que ahora, fuera de temporada, será para ella sola. La casa es conocida como “el jardín del alemán” y está completamente aislada.

En otra trama paralela que se inicia en el año 1949 conoceremos a Amelia que huye de su marido Jesús y a quien le prestan esa misma casa.

Finalmente, en un pasado aún más remoto, año 1919 tenemos a otra mujer llamada Elisa, fotógrafa de profesión. Elisa espera la vuelta de su prometido Jim que fue a la guerra y del que no sabe nada. Decide esperarle en Aes, en la misma casa, pues Jim era un apasionado de las cuevas de la zona –las cuevas del Castillo- y sabe que, si está vivo, volverá allí.

Son, por tanto, tres historias paralelas que tienen muchas cosas en común. La primera y más obvia es la propia casa. Las tres, en un momento de sus vidas, van a tener que vivir en la casa del alemán y van a tener que hacerlo solas por uno u otro motivo. No es el único nexo que les une pero de los demás no os voy a hablar pues es algo que deberéis descubrir por vosotros mismos si decidís leer la novela (cosa que os recomiendo).

Las tres historias van alternándose, empezando por la más reciente (la de Inés), siguiendo por la que le sigue hacia atrás en el tiempo (Amelia) y terminando con la trama más antigua (Elisa). En cada trama es la propia protagonista la narradora de su historia. Son tres voces narrativas por lo tanto y las tres están perfectamente diferenciadas. La autora sabe adaptarse a la personalidad de cada protagonista, a sus circunstancias y a su época (no es lo mismo ser una mujer moderna e independiente en la actualidad que una mujer de los cincuenta que huye de su marido). Lo hace con un estilo muy cuidado y pulcro, en el que se combina perfectamente la narración y el diálogo. al principio la historia avanza con un ritmo moderado pues la autora se toma su tiempo para presentarnos a las tres protagonistas y sus historias, a los personajes secundarios y las localizaciones. Una vez que entramos en materia y vamos viendo las diferentes conexiones, el ritmo se acelera un poco aunque no es, ni mucho menos, un thriller. El interés se mantiene constante y hay un importante toque de intriga que te mantiene en vilo. Las tramas principales se enriquecen con algunas tramas secundarias referentes a temas personales de las protagonistas, principalmente familiares.

La localización geográfica es importante. Es una de esas novelas que no podrían ocurrir en cualquier parte. En los últimos años estamos asistiendo a la publicación de novelas situadas en el norte de España (Galicia, Asturias, Cantabria y País Vasco) en las que los escenarios donde transcurren las historias tienen una gran importancia. Este es uno de esos casos. La novela transcurre en el valle del Pas, en el interior de Cantabria, al pie del monte Castillo. Una zona cerrada que tiene su propia forma de vida (y más en las dos tramas del pasado). Y la localización es importante porque sólo en algunas zonas podemos entender ciertas cosas relacionadas con lo oscuro. Por otro lado, la autora pone en un lugar predominante al monte Castillo y sus cuevas (que, por cierto, tuve la ocasión de visitar hace tres o cuatro años y son una absoluta maravilla). Los hombres prehistóricos que allí vivieron y las pinturas que realizaron es otro de los elementos que ponen en conexión las tres tramas.

No sólo la localización espacial es importante, también la temporal. O las temporales, que se cruzan y entrecruzan, se reflejan unas en otras como las diferentes caras de un espejo. de esto no os voy a hablar más tampoco, es algo que os queda por descubrir. Sí os diré que este aspecto da lugar a un toque, no sé cómo decirlo, ¿sobrenatural quizás? Ya sabéis que no soy aficionada a la fantasía ni a lo sobrenatural y no hubiese leído –ni, desde luego, disfrutado- esta novela sí sólo se tratase de eso. No es una novela fantástica ni mucho menos lo cual no quita que tenga un cierto toque. Pero ese toque está tan bien encuadrado en la historia y en el escenario que resulta “creíble” y, la verdad, me ha gustado.

Conclusión final

¡Cómo me gustan las novelas que giran en torno a una casa! No sé por qué pero el hecho de que la casa sea tan protagonista como los personajes siempre me ha funcionado bien. Y ésta no es una excepción.

“El jardín de los espejos” es una preciosa novela, muy bien escrita, que aglutina tres historias en una. Tres mujeres, tres períodos, una sola casa y muchas imágenes. ¿Qué las unirás? Os invito a descubrirlo.
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Lo que no imaginaba yo, ni en mis mejores sueños, es que este libro no solo iba a cumplir todas mis expectativas, sino que las iba a superar con creces.

Lo que más me ha gustado

La estructura de la novela: capítulos titulados protagonizados por cada una de estas tres mujeres, que se van alternando. Cada capítulo está subdividido en subcapítulos.