—Estuviste fantástico ahí dentro —dijo él al cabo de unos segundos—. No te viniste abajo ni siquiera cuando creíste que te habías venido abajo. Incluso entonces, demostraste más coraje y fuerza que ninguno de tus compañeros. Y déjame que te diga una cosa: no sé si habrá sido por el trabajo que hemos realizado juntos o si es cosa tuya, pero te has convertido en un verdadero artista, y en más disciplinas de las que crees. —Me puso uno mano en el hombro—. Hijo, vas a llegar tan lejos como te lo propongas. Solo espero que sea suficientemente pronto como para que no me haya quedado sordo.