Doce nombres de mujer

Supongo que la versión más reduccionista de esta obra sería simplemente hablar de un libro que contiene doce relatos, cada cual con el nombre de una mujer que, a su vez, es el de la ciudad de Japón donde se desarrolla el mismo. Pero ¿le haría justicia a todo lo que encierra la creación de Iván Romo Arbide? Considero que esto solo nos pone en antecedentes en cuanto a la estructura de la obra y su contextualización, pero lo que encontramos en “Doce nombres de mujer” excede con creces la consideración de una compilación de relatos con temática oriental. Y es que el autor asombra con su capacidad para ofrecer múltiples lecturas a diferentes niveles pero, eso sí, todo ello envuelto con una narrativa bellísima, casi onírica, en gran parte surrealista, que impele a dejarse llevar a diferentes puertos dependiendo de la interpretación de cada navegante.

A lo largo de todos los relatos es evidente que se da un cruce de alegorías que se pueden interiorizar de maneras muy diferentes. Recomendaría una lectura pausada de cada uno de ellos, sin embargo, pocos consejos puedo ofrecer puesto que no pude evitar devorar el libro en muy escaso tiempo al ver cómo, con cada una de las historias se profundizaba un escalón más para, al final, encontrarme con un espejo en la mano en vez de un libro. Y es que, si hay un nexo verdaderamente en común (más allá de otros elementos conductores que mencionaremos más adelante), es precisamente que trata sobre la identidad, sobre todos esos rasgos que pueden preponderar en un momento determinado y con los que podemos caracterizarnos más o menos pero que, a fin de cuentas y, en suma, forman la identidad de cada cual. Y es por eso por lo que, más allá de los elementos fantasiosos de cada trama, es tan fácil verse reflejado en cada mujer, en cada rasgo que forma parte de la misma mujer.

A partir de este punto, podemos mencionar muchos otros aspectos en torno a estas historias con un deje melancólico que siempre tienen la presencia de la muerte como elemento común, desvelándonos, de esta manera, parte del misterio de sus líneas. Un importante hilo conductor lo constituye la figura de Haruki Murakami, como nexo, inspiración, homenaje al eterno nominado al Nobel y hasta personaje, en definitiva. Hay también una gran labor de asimilación de la mujer que da nombre al capítulo con la propia ciudad que lo comparte. En este sentido, las metáforas, la historia de la propia ciudad japonesa y hasta las fotos realizadas por el propio escritor, nos dan nuevas pistas en torno a ello. Es también reseñable ese halo de feminismo tan presente en la obra, no solo en cuanto sus personajes femeninos sino también respecto al concepto de Matria que no deja de envolver todo el contexto de la misma.

Finalmente, y en especial en sus páginas finales, he encontrado también ese momento en que la literatura se celebra a sí misma, esa alusión a la propia génesis de cada obra dentro de una narración que cada vez toma mayor entidad real en nuestras manos. Por supuesto, estos son solo algunos de los elementos que esta lectora ha creído entrever de mano de la fabulosa creatividad de Iván. Sin embargo, sin ponernos ya como objetivo desentrañar el misterio, reconozco que también merece la pena simplemente dejarse llevar por la belleza de estos doce relatos (de doce páginas cada uno), dejarse envolver por esa atmósfera oriental que todas estas mujeres, la misma tal vez, nos trasladan.

Hoy os traigo una novela contemporánea de la mano de Iván Romo. Doce mujeres con nombres de ciudades japonesas, todas ellas faltas de algo. Doce relatos cortos sin conexión entre ellos, aunque están leyendo el mismo libro para encontrarse en una reunión para el club de lectura. Está repleto de leyendas y mitos. Filosofía, introspección, feminidad. Narrado en tercera persona y en pasado. Las descripciones te transportan a un lugar diferente, con una atmósfera de irrealidad, mística. Me ha gustado la pluma del autor pues te va adentrando poco a poco en un mundo diferente. Te engancha e intriga. Amor, pérdida, perdón, enfermedad, carencia afectiva, violencia, muerte…
Una mujer sin cara que necesita maquillarse para tener una identidad, una mujer enamorada que para recibir el apto médico ha de recuperar el corazón entregado a su prometido, una mujer que pierde su sombra por un comentario irónico sobre los cangrejos, una mujer que no se refleja en los charcos cuando llueve… Pero ¿son doce mujeres con doce vidas o son doce vidas de una misma mujer? El club de lectura en Osaka, en el que han de reunirse todas ellas, tiene la respuesta final al acertijo que el escritor plantea a lo largo de estos relatos.
Una propuesta de lectura diferente.

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Si tuviese que describir este libro con un solo adjetivo, sin duda elegiría la palabra original.

No sabría muy bien qué deciros sobre este libro, ya que me parece único y especial. No creo que nada de lo que pueda llegar a contaros le haga justicia a esta historia. Os recomiendo que lo empecéis a ciegas, ya que seguro que os maravilla tanto como a mí.

Contiene un montón de referencias a Haruki Murakami (autor que todavía no he leído), por lo que si os gustan sus reflexiones, este libro no os va a dejar indiferentes.

Se conforma de diferentes historias, y cada una de ellas es diferente (pero a la vez similar). Son tan tiernas y reflexivas que cuando llegas a comprender la relación entre todas ellas que te deja boquiabierta. Cómo el autor ha logrado hilar todas las historias me parece algo asombroso.

Sobra decir que cada una de ellas tiene forma de relato breve (y son 12 en total), por lo que se puede llegar a leer el libro en muy poco tiempo.

Se incluyen fotos de las anotaciones que el autor hizo cuando empezó a escribir el libro, y eso me hizo formar parte de su proyecto (aunque fuese de forma breve e indirecta).

En resumen, ha sido una lectura muy curiosa, pero muy amena de leer. Sin duda tengo que darle la enhorabuena al autor por esta historia :)

Todos, como Walt Whitman, somos inmensos, contenemos multitudes. Todas somos mujeres que han vivido muchas vidas, muchos momentos; que han pasado por instantes de éxtasis profundo y de insondable tristeza. Mujeres que han entregado su corazón, que han intuido el desastre. También aquellas que se quedaron sin sueños y renegaron de la memoria. Cuerpos heridos en los que permanece la cicatriz: el recuerdo de aquellos instantes en los que ni siquiera sabíamos nuestro nombre.

   Cuando oigo a alguien asegurar que la gente no cambia, soy consciente de la verdad y la mentira que encierra esa frase. Quizá no cambiemos, no. Es probable que lo único que hagamos, mientras el tiempo pasa, es dejar que aflore cada una de nuestras múltiples versiones, las mejores y las peores, eso no importa. Porque todas forman parte de nosotros mismos y, como eslabones de una cadena, juegan un papel fundamental en la búsqueda del sentido de todo esto. 

   Todo lo que somos nos une, nos ancla, nos infunde el valor necesario para reconocernos en el espejo a pesar de la falta de luz. La multitud que somos nos arrastra, como un barco de papel a la deriva, hacia lo que permanece siempre a nuestro lado; eso a lo que, en todas las ciudades del mundo, se le llama Amor.

🇯 Nos encontramos ante un libro compuesto por 12 historias que parecen independientes en un principio, pero no lo son. Me han parecido muy originales, aunque la forma de narrar del autor a veces se me ha hecho un poco liosa y pesada.
🇯 Cada una de ellas lleva como compañía una fotografía de la ciudad que le da nombre a la protagonista de la misma, lo que es un complemento maravilloso al texto.
🇯 El autor nos mete dentro de la historia con el juego de que las protagonistas están leyendo el mismo libro que nosotros (que trata sobre ellas mismas) para asistir a un club de lectura a comentarlo.
🇯 El final me ha resultado de lo más curioso y totalmente inesperado.
🇯 Un detalle que me ha encantado, es que se incluyan las fotos del cuaderno de notas del autor cuando esbozó las historias inicialmente