Memorias privadas

"La libertad... ¡No está hecha para esta nación corrompida que tan sólo ha abandonado el lecho del desenfreno o el fango de la miseria para embrutecerse en el vicio y rugir mientras se revuelca en la sangre que mana de los patíbulos!"Por pura coincidencia leí este libro al azar que justamente descubro luego de haber leído "María Antonieta". Por lo tanto ambos me han ilustrado más sobre la revolución francesa, pero mientras el primero es una biografía de la reina que cayó en desgracia durante la revolución la segunda nos cuenta pues los pensamientos autobiográficos de Madame Roland, nombre de pila; Jeanne Marie Phlipon, una burguesa del partido Girondino, osea que se encontraba en el otro lado digamos de la historia.Madame Roland cuenta sobre todo sus años infantiles y juveniles pasados al lado de su familia y con diferentes personajes que la ayudaron en su educación. Me gustó mucho el tema de la lectura y los hábitos culturales que ella cultivó desde muy pequeña, realmente era una mujer muy diferente al resto en su época. Leyó una cantidad impresionante de obras clásicas y ella menciona a autores tan diversos como San Agustín, Plutarco, Rousseau, Corneille, Racine, Boyer, Raynal, Metastasio, Calignac y un largo etcétera que jamás acabaría de mencionarlo. A ella le gustaba dice atesorar conocimientos para ampliar su bagaje, sobre eso dice ella misma: "Cuando yo sea madre utilizaré todo lo aprendido; entonces ya no podré estudiar". Estamos entonces ante una mujer de su tiempo, atada por las convenciones sociales que la obligaban casi a casarse muy joven y seguir una vida como la de las mujeres de la época, pero aún así existe en ella una rebeldía y un conocimiento de que estaba hecha para mayores retos, y en eso empatizé bastante, uno nunca sabe así como en la vida cuándo llegarán las oportunidades pero mejor es estar siempre listo para lo que pueda venir. A pesar de esa carga enorme de la sociedad europea del siglo XVIII ella en su niñez y adolescencia, en su cuarto, en las diversas bibliotecas que visitaba como un segundo hogar, en la biblioteca de un sacerdote conocido, siempre encontraba un placer para la lectura que la hacía tener cada vez más ideas.Eso me parece admirable y le ayudó al destino que tuvo aunque estas memorias no nos cuentan mucho sobre esta época digamos pública de Madame Roland porque ya no le permitió su destino continuar escribiendo estas memorias, que dicho sea de paso obviamente cargan los errores naturales de ser escritas en prisión y bajo una carga de ansiedad importante. Por ello puede adolecer de falta de estructura, orden y frases del todo bien construidas. Otro punto negativo también fue por supuesto un aire de superioridad y un poco de vanidad al relatar sus episodios amorosos o la fascinación que ejercía sobre las demás personas.Es un testimonio invalorable de una persona pública, mujer de pueblo pero burguesa que estuvo al lado de la Revolución Francesa y nos permite conocer cómo vivían las mujeres en su tiempo.