ANTHEM

Himno relata la vida de Igualdad 7-2521, un individuo que vive en una sociedad totalitaria distópica. Es un joven de 21 años que, a través de un diario que escribe oculto a la luz de las velas, nos relata su infancia, su adolescencia y su actual vida adulta. de cómo percibe que a lo largo de su vida siempre ha actuado mal, o teniendo pensamientos que no concuerdan con el bienestar colectivo. Ideas que cada día lo acosan más, y que lo llevarán a hacer cosas innombrables.

En un principio, puede costar un poco meterse en el libro. Y esto no es culpa de la historia ni del libro, sino un fenómeno propio de nuestra generación: el auge y caída del género distópico. Pese a que es un gran género que tiene mucho qué decir, varias novelas replicaron patrones y después de tantos años e historias, la mayoría quedamos hartos, con la sensación de que todos son lo mismo. Y esto me agüita un poco con Ayn Rand, pues sus libros fueron publicados antes de la segunda guerra mundial: si lo hubiera leído en los 2000, habría alucinado por completo. Pero mis experiencias lectoras previas atenúan el efecto de este libro en mí y me pone algo triste, aunque como clásico que es, Rand lo convierte en un libro inolvidable porque inserta elementos valiosos que perduran en el lector.

Uno de los que más destaco es el lenguaje, es impresionante. Siempre he creído que la forma en que hablamos, en cómo nombramos las cosas, determina nuestra visión del mundo, cómo concebimos la realidad. Y Rand hace un maravilloso ejemplo de ello: a través de las palabras, entendemos cómo están condicionadas las personas. Y es asombroso de leer, pues añade una dimensión más en cómo entiendes ese fenómeno. Más que con acciones o actitudes determinadas: a través del habla, que es algo muchísimo más sutil y tardas en darte cuenta, pero cuando lo haces... es mind blowing. Así como las limitaciones del lenguaje ¿como experimentar o pensar ideas cuando no las puedes definir? Por sí solo, es un plot twist, que te deja impresiones e ideas más duraderas.

Trata sobre la libertad, la autonomía, la identidad, la curiosidad. Como dirían por ahí, de los efectos perniciosos que puede tener la dictadura del proletariado. Esta novela es trascendental para entender la filosofía de Ayn Rand, que más adelantes desarrollaría: el objetivismo. Aquí, empezamos a vislumbrar sus nacientes ideas, cómo comienza a formularse el núcleo de su denominado objetivismo.

Como en toda novela distópica, tenemos una sociedad que se rige por dogmas muy estrictos que el protagonista debe desafiar. Y déjenme decirles que ese proceso es muy natural, cómo empieza a cuestionar las ideas que se tienen por sentadas. Y sí, también recurre al protagonista único y diferente, que aunque puede ser simplón ilustra una creencia arraigada de la autora: hay personas que nacen ambiciosas, que toda su vida luchan por sus ideales y por el progreso. Porque creo que algo que caracteriza al objetivismo de Ayn Rand es su exclusividad: sólo los que prueben su valor tienen acceso a esta sociedad que anhela.

Recordemos que Rand nació en la Rusia zarista. Era hija de padres acaudalados y tras la revolución roja, lo perdieron todo. Años después huye a los Estados Unidos y aunque anteriormente publicó We the living, novela semiautobiográfica que relata vivir bajo ese régimen, en su segunda obra Himno observamos nuevamente una crítica directa al régimen de la URSS, tratando de hacer una denuncia de los peligros del colectivismo. Asimismo, observamos elementos recurrentes de las distopías: la violencia ejercida por el Estado a través de castigos físicos o encarcelamiento, el aire de secta que se respira bajo un régimen totalitario, el miedo en la población.

Creo que Ayn Rand hace una gran novela distópica: no sólo la ambienta en un futuro distante sino que hace cambios sustanciales, que reflejen los cambios que se producen en la sociedad después de tanto tiempo: el lenguaje, la institución de la familia, las costumbres. Es una vida completamente diferente porque es un tiempo, una realidad, distinta. Asimismo, plantea la idea de restringir la ciencia o los avances: así como las implicaciones de la libertad científica. Lo cual me deja pensando ¿se habrá planteado que hay límites éticos para el progreso?

Aunque no todo es perfecto en este libro. Tengo cierto conflicto con el romance, que para empezar es poco creíble e idealizado, aunque generalmente en las distopías suelo encontrarlo así (1984, Nosotros). Algo que de verdad me molestó fue la representación del único personaje femenino, cuya función es ser el interés amoroso. Es su única ambición. Asimismo, sólo manifiesta interés por cosas frívolas. Que en sí es un acto de rebeldía, pero tenemos a un protagonista masculino que tiene interés por cosas materiales, mundanas Y por descubrir, por inventar, por innovar. Así que la imagen de ella queda deplorable.

Otro aspecto que resalto es que la autora te presenta un verdadero proyecto. Digo, ya sé que es un desafío construir un mundo distópico: pese a que en la actualidad es un ejercicio muy gastado, en la década de 1930 era innovador. Pero siempre he sido de la opinión que criticar algo, pese a que implica un gran ejercicio de instropección, observación y reflexión, es relativamente sencillo: lo verdaderamente desafiante es proponer un modelo alternativo, un plan diferente que sea efectivo y claramente mejore las condiciones de vida de la población. Y aquí, Ayn Rand te lo presenta de forma clara.
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