Un desierto de hielo

Conocí a la autora con su anterior libro, La mensajera del bosque, una historia que me gustó bastante, así que cuando vi qje sacaba nuevo libro, tenía muchas ganas de leerlo.

He vuelto a disfrutar mucho de la pluma de la autora, de la historia tan ágil y adictiva que nos encontramos en esta novela.

Una trama bien llevada, que te hace dudar, con una buena dosis de tensión e intriga, con personajes que me han gustado mucho y una ambientación genial.

Ha sido una lectura que he disfrutado mucho y que me deja con ganas de seguir leyendo a la autora.

Este libro ha sido una montaña rusa de sensaciones.
El inicio se me hizo algo pesado. Sentí que había demasiada repetición, que hablaba de lo mismo una y otra vez. Por suerte no fue durante demasiadas páginas. Una vez pasada esta parte, todo empezó a coger forma y a desarrollarse a velocidad de vértigo. Todo estaba relacionado con todo, todos y todo, un pack. ¡Qué de misterios había ahí por resolver!
Mentiría si dijera que no vi venir ciertas partes de la resolución pero no por ello me pareció menos interesante. A excepción de un hecho que me pareció que tornaba algo que podría haber sido una maravilla en algo fantasioso que, a mi parecer, desentona mucho en este tipo de trama en la que la ciencia prevalece en todo momento. La ciencia pasa a ser ciencia ficción.
Los personajes estan tremendamente bien construidos. Cada cual con su carácter y su función. Probablemente mis favoritos han sido Mikel y Molly, seguidos de muy cerca por Nils y Erika. Aunque esta última me ha tenido en duda hasta prácticamente el final. Creo que es la única con la que me ha ocurrido.
Lo que sí me gustaría destacar es la pluma de la autora. Se le da especialmente bien la ambientación. He sentido el frío y el resto de condiciones meteorológicas en las que se desarrolla la historia. Además de ver los paisajes en los que transcurre todo.
Un libro muy recomendable también por su fluidez de lectura. Ha sido una muy buena lectura.

Un thriller intenso, lleno de intriga y emoción, donde la investigación de un asesinato pasa a ser algo más importante, donde no sabes en quien confiar, y todo ello ambientado en una base científica en la Antártida.

Un eco-thriller donde nada es lo que parece y en el que te quedas con ganas de más aventuras e investigaciones de los protagonistas. ¿Habrá segundo libro?

Mikel además de tener una empresa de investigación para fabricar un traje sumergible a grandes profundidades, trabajó como investigador en la Ertzaintza, y durante los veranos se ha dedicado a hacer de guía en una base científica internacional en la Antártida, Nytt Håp, se trata de una base científica perteneciente al gobierno noruego que, aunque tiene mucho movimiento en verano, en invierno solo se quedan unos pocos científicos allí para que todo vaya bien en la desolada estación antártica. Cuando lo llama Erika Oblyakov, una investigadora de la Kripos noruega para que la acompañe a la base, donde se ha producido un asesinato, su primera reacción es decir no, pero al final no duda en desplazarse y volver a ver a sus antiguos compañeros.
Una vez allí verán horrorizados que no es un asesinato normal, sino que está lleno de simbolismo, el cuerpo de Björg Stutgard, geólogo, ha sido encontrado desnudo en la nieve, con herida desde el esternón hasta el pubis, y en su vientre, alguien ha escrito la palabra «Kripos». ¿Es un reto?
La base está distinta, hay un ambiente enrarecido entre los compañeros y ahora está al mando un militar Thorensen, al que le vas a coger manía desde el minuto cero. Mikel y Erika tendrán un duro trabajo de investigación en el que nadie parece creer.
Todos parecen tener miedo, todos parecen guardar un secreto, y cuando un severo temporal hace presencia la sensación es angustiosa. Alguien ha hecho un sabotaje y se han quedado aislados totalmente, comienzan a desaparecer sus compañeros y a aparecer muertos en unas escenografías pavorosas, hay un asesino suelto y dependen de un viejo generador que está a punto de romperse. La muerte se cierne sobre ellos ya sea en forma de asesinato o en muerte por congelación, dura decisión.
Frío, claustrofobia y miedo ha sido lo que más he sentido durante toda la lectura, pensar en estar aislado en una noche permanente mientras las fuertes rachas de viento golpean las paredes, hay menos de cincuenta grados bajo cero ahí fuera, solo te puedes mover con linternas, y no sabes si es peor estar solo o acompañado, es una sensación tremendamente inquietante que la autora ha sabido plasmar de forma muy contundente.
Una novela que se lee casi del tirón, muy recomendable y que te hace pensar en la insignificancia del ser humano frente a la naturaleza...siempre y cuando no se la cargue antes.
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