Y era tan infinito el horizonte, tan bella esa tierra cerca de la que navegaban, que a Trinidad le dio por soñar un rato más
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Y era tan infinito el horizonte, tan bella esa tierra cerca de la que navegaban, que a Trinidad le dio por soñar un rato más
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Parecía tan fácil allí, solos los dos En cubierta, riendo con el viento a favor y le pregunta linea de la Isla de Cabo Verde dibujandose ya a en el horizonte, que a Trinidad le dio por soñar. Era gratis y, además, ella rara vez pérdida la sonrisa.
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