La mala costumbre

Parte de la premisa de que la reseña no le hace justicia al libro.
Estamos ante una historia que puede convertirse en clásica, es increíble lo que ha escrito Alana.
Una mezcla entre un viaje del héroe por los barrios bajos de Madrid, con flora, fauna y tribus diversas (prostitutas, travestis, maricones, drogadictos, sida, gente violenta y amenazante) y una película de Almodóvar.
En el viaje del héroe, el protagonista sale a buscar algo y por el camino encontrará maestros en los lugares y momentos más inesperados que le ayudarán a lograr su fin. En nuestro caso, nuestra protagonista sale a buscarse a ella misma, pero ni ella es consciente de lo que busca. Por el camino encontrará amigos y enemigos, gente buena donde menos lo espere y seres despreciables que le amargarán la existencia complicándole el llegar a su objetivo. El crecimiento lo iremos viendo a lo largo de su vida, desde que tiene pocos años, hasta la madurez. Un crecimiento plagado de sufrimiento que refleja muy bien. Desde su yo pequeño de niño a su yo mayor de mujer.
¿Por qué digo que me recuerda a Almodóvar? Porque muchos de estos ambientes marginales/diferentes son los que pueblan algunas de sus películas. Me ha sido imposible no recordar Todo sobre mi madre. Es como si nos hablasen de seres remotos pero, en este caso, que viven dentro de tu misma ciudad, que siempre han tenido miedo de mostrarse pero que una vez que te conocen forman una gran familia y te escucharán, te mostrarán las herramientas que necesitas para encontrar tu destino, aunque el camino sea tortuoso y retorcido.
En este libro se nos habla del primer amor, del duelo, de cuando aparece el "hada madrina" donde menos te lo esperas, de machismo, de no encontrar tu lugar, de sentirte muy diferente, de tontear con drogas, del miedo al sida. , de ideas de suicidio y sobre todo, abundantes referencias mitológicas bien venidas a cuento ya que la autora es medievalista. Pero es que además, hay frases que están escritas con las tripas, con un dolor que se palpa en cada palabra, en cada párrafo y es que se lee en dos días, es imposible no dejar de leer. Es ver hacia dónde se dirigirá nuestro protagonista. Es buscar la luz detrás de este oscuro túnel.
Es uno de esos libros que permanece en la memoria durante mucho tiempo.
De lo mejor que he leído este año y eso que llevo unas lecturas impresionantes.
¿Lo habéis leído? ¿Os ha causado esta misma sensación de libro magnífico a pesar de su dureza?
Os leo.

El libro cuenta la vida de una niña trans desde su infancia hasta la madurez. La niña crece en San Blas, un barrio obrero de Madrid, en los años 80; una época de cambios pero aún llena de prejuicios, cercana todavía a la dictadura y su represión, que sigue teniendo consecuencias todavía.
Es una historia dura que cuenta el proceso que vive la niña, con miedo a decir lo que siente, viviendo en un cuerpo donde no sabe estar y dándose cuenta del desprecio de los demás hacia otras mujeres como ella que va conociendo. Según avanza el libro vemos su doble vida: una la del día, sin valor para poder hablar con su familia y ser quien es y otra la de la noche cuando se transforma en quien quiere ser, delante de otros personajes que son su otra familia.
La novela también cuenta cómo era la vida del barrio obrero donde se vivía para trabajar y con poco tiempo para hablar en familia, la convivencia con la droga y la delincuencia que eso trae y a la vez, la ayuda y cuidado entre vecinos.
Algunos momentos, me ha costado comprender a la protagonista, porque dice cómo se siente con muchas palabras, pero no lo muestra, cuenta cómo quiere vivir, pero no lo hace, a pesar de todos los ejemplos de resiliencia de las mujeres que la rodean. También me ha costado , a veces, tener claro quién habla, si la niña o la adulta, problemas de hablar en primera persona.
¿Lo habéis leído?

Un libro muy real, por desgracia.
Es una narración cruda pero necesaria.
Las historias de las personas que no pueden vivir como ellas mismas se sienten, libremente como el resto de la gente siempre son las más dolorosas. Duelen porque son reales, aunque estén narradas desde la ficción siempre va a existir alguien que se reconozca en ellas. Alana ha sabido transmitir perfectamente lo que una persona en esta situación puede sentir, ha sabido plasmar en palabras lo que, seguramente, ella misma sintió. Un libro que quizás pueda ayudar a entender la situación del colectivo trans a las personas que todavía no consiguen comprenderlo.

"Por mi parte, la lección había sido más que aprendida. Si quería tener algo parecido a una vida tenía que ser fuera de las miradas de la normalidad, a escondidas, minimizando la posibilidad de la violencia correctiva de lo ordinario".

Llego bastante tarde al fenómeno de la mala costumbre, así que seguramente esta reseña no aporte mucho a todo lo que ya se ha dicho de esta maravillosa novela.

Cómo hace ya un tiempo que decidí que esta cuenta era en gran parte para mí, diré que su lectura ha sido en el momento adecuado: cuando me ha apetecido.

Y es que hay que juntar unas pocas ganas para meterse en la vida de una niña trans de un barrio obrero que vive odiando su carne, sintiéndose absolutamente fuera de sí misma, disociada. Negándose a sí misma por miedo, aunque el armario se le quede pequeño, porque los correctivos sociales (la violencia de desconocidos y la pérdida de vínculos afectivos en el entorno más cercano) son lo suficientemente tajantes como para pensárselo dos veces.

Ser receptora de odio (del propio y del ajeno) hace que quedarse en el armario sea una cuestión de supervivencia. Pero claro, tiene un precio ("Solo era otr maricona amargada, otra transexual derrotada demasiado pronto, otra travesti trágica, otra historia sin importancia a la que nadie querría ni sabría ayudar. Carne de vías de metro. Durante ese año fue la primera vez que pensé con seriedad en triturarme la carne debajo de unas ruedas de hierro").

Y aún así, La mala costumbre está llena de ternura, de la ternura de las que precedieron y sirvieron a la autora como casa cuando más perdida estaba, también de tratarse a sí misma con cariño en ese proceso autobiográfico al que nos invita.

Todo ello aderezado con mitología, referencias históricas y conciencia de clase.

Conclusión? Una delicia de lectura.

Este libro creo que es si no el que más, uno de los que más vi en Redes sociales el año pasado y además en todos se hablaba maravillas de él.

Yo soy de las que no le hace ascos a un libro con muy buena puntuación y también soy de las que luego a veces se lleva el leñazo. ¿Me ha pasado en este caso? Pues… no! Jajajaj y pensaréis, ¿para que me cuentas todo esto? Pues lo cuento porque los libros hay que leerlos para saber si nos gustan o no ¿no creéis?.

La mala costumbre tiene muchas cosas q que lo hacen atractivo, sobre todo en el punto en el que estamos en el que en mi humilde opinión es necesario visibilizar algunas cosas que aun andando ya en la mente colectiva, parece que no terminan de aterrizar.

Es una novela cortita, intensa, de las que te hacen pensar, de las que te hacen sentir.

Nuestra protagonista nace en un barrio obrero de Madrid de lo que en aquel entonces era el extrarradio. Familias humildes, trabajadoras más preocupadas por que sus hijos se llevaran un trozo de pan a la boca que por validar sus sentimientos. Si la vida no era sencilla para nadie, imaginaos como podía serlo para alguien que nace con unas condiciones físicas que no siente como suyas, alguien que no se siente como los demás le dicen que se tiene que sentir, alguien que quiere ser ella misma.

Conoceremos los personajes que poblaron su infancia y adolescencia, los que forjaron su carácter, los que se convirtieron en esa familia que uno elige.

No es una novela autobiográfica pero creo que la autora ha dejado mucho de sí misma en esas letras.
Una novela dura que te encoge el corazón, un libro que hay que leer.

Novela ambientada en el barrio madrileño de San Blas, nos cuenta el recorrido de una niña que vive en un cuerpo que no acepta y que tiene que aprender a vivir en un mundo intolerante, machista y violento. La novela está narrada en primera persona, empieza contándonos las experiencias vitales de la protagonista desde su infancia hasta la edad adulta.
¿Me ha gustado la novela? A momentos sí y a otros momentos no. La primera parte de la novela me ha gustado mucho, a pesar de que es dura, ya que podemos ver la violencia machista y la pobreza del barrio, pero también conocemos personajes entrañables como Margarita.
La parte que menos me ha gustado es cuando él es adolescente, cuando empieza a descubrir el mundo fuera de San Blas. A partir de ahí me parece algo más reiterativa la historia. Pero el final de la novela es precioso, muy tierna y recuerda a otra escena muy triste de la infancia de la protagonista.
He leído esta novela debido al club de lectura, reconozco que no sería una novela que yo elegiría para mi listas de lectura. Pero me ha gustado leerla para ver la realidad del colectivo trans. Por lo que han tenido (o tienen) que pasar debido a la intolerancia de una sociedad.

Lírico, poético, duro, desgarrador, sincero, alegórico. Un libro cautivador y precioso. Haberlo escuchado en audiolibro, narrado por la propia autora, lo ha hecho todavía más maravilloso.

Sin duda una historia necesaria, donde se le dan voz a personas que durante mucho tiempo no la tuvieron. Aquí se habla de identidad, de amor, de odio, de familia, de diferencia de clases, de dolor, de esperanza.

No esperaba que me fuera a gustar tanto, pero es que Alana escribe tan bonito una historia tan triste y a la vez tan luminosa… me ha ganado por completo.

Supe de la existencia de este libro por las múltiples reseñas que vi suyas por aquí, parece que ha sido uno de esas lecturas en las que el boca a boca ha funcionado muy bien, y en este caso puedo entender el porqué.

Narrada en primera persona, esta obra nos cuenta la historia de un niño del barrio de San Blas que desde pequeño supo que el cuerpo que habitaba no le pertenecía porque sentía algo diferente dentro de sí. Aunque no supiera ponerle nombre, al ver a Margarita, una de las mujeres del barrio, supo que era como ella, pero desde su corta edad no pudo acercarse a ella para compartir lo que sentía. Por suerte conoció a un chico estadounidense en su clase de karate con el que pudo abrirse y experimentar lo que es gustar a otra persona a pesar de que no te sientas identificada con tu cuerpo.

Con la madurez creció también su disforia, lo que había intentado ocultar aprendiendo las conductas de los hombres de su entorno seguía latiendo por dentro y cada vez quería ocupar más espacio aunque nuestra protagonista no se atreviera a dar el paso definitivo por el que mostraría al mundo su verdadero ser. En uno de sus paseos nocturnos de vuelta de una noche de sexo conoce a la Moraita, una mujer trans que sabrá leer sus silencios y poner nombre a todo aquello que siente pero trata de tapar. y gracias a ella y su grupo conseguirá sentirse de nuevo comprendida y acompañada, quizás preparada para dar ese paso que tanta falta le hace…pero la realidad, por desgracia, suele acabar por asestar un duro golpe del que será difícil volver a levantarse…

Me ha parecido una lectura ágil y que transmite muy bien el cómo debe sentirse una persona trans, de hecho consigue algo que parece muy complicado que es hablar de situaciones muy duras de un modo poético, haciendo protagonistas además a los que no suelen tener voz, a los que son socialmente excluidos por ser diferentes. Lo único que me ha dado rabia es que la expectativa generada por todo lo que había leído sobre el libro haya hecho que esperase algo más, porque realmente creo que la obra está genial tal cual es.

Primera novela de la autora, que trata el tema de la transexualidad a través de los ojos de una niña nacida en el madrileño barrio de San Blas, un entorno obrero, donde prolifera la drogadicción en los años 80.
En primera persona nos va narrando cómo desde que tiene uso de razón se siente mujer, aunque nacida en un cuerpo de hombre que odia, y todo esto lo refleja muy bien desde el primer momento refiriéndose a sí misma en femenino.
Contada de una manera sublime veremos el sufrimiento de la protagonista al no atreverse a mostrar públicamente lo que realmente es. Y la autora consigue transmitirlo a la perfección, porque yo al menos, me he pasado toda la novela con el corazón encogido.
Aparecen una serie de personajes entrañables y tiernos, como Antonio, el dueño del bar “Figueroa”, la Cartier, Eugenia y su vecina Margarita, cada uno con su propia historia dura y desgarradora.
A través de sus páginas veremos cómo la droga invade el barrio, violencia familiar, homofobia, palizas… No es una novela fácil de leer porque hay momentos realmente duros, pero considero que es muy necesario hacerlo para comprender un poco a estas personas.