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¿Te imaginas atravesar el desierto de Libia con un vaso de agua, un puñado de dátiles y llevando a tu hijo de la mano? No quiero ni imaginarme tal escena, ningún padre hace eso por turismo, ningún padre abandona sus raíces, su pueblo, su casa por placer, ningún padre expone a un hijo a la muerte por desestabilizar la economía de occidente, ¿qué padre puede pensar eso? Quien emprende tal odisea es porque no le queda más remedio y prefiere morir intentando alcanzar la salvación antes que ver a su familia en un escenario muchísimo más terrible. ¿Qué puede ser más terrible? Ibrahim en un momento de la lectura dice: «Mi padre dice que es una tierra maldita y que ni siquiera consigue recordar cuándo se vivía en paz», en este punto me acordé de la novela 1984 de George Orwell. Y no creo que sea necesario añadir nada más. «Este libro está dedicado a todos los Ibrahim que llegaron y por los que se quedaron en el camino». La idea del libro me fascina, que nuestros hijos tengan contacto con estas historias, me parece una idea soberbia pues toman conciencia de la suerte que tienen, pero quizá porque está dedicado a un público joven, 1º o 2º de la ESO, me faltó adentrarme más en el drama que supone estos viajes, la historia de Ibrahim se pierde en el trabajo común y en María, leves pinceladas. + Leer más |