Para entender las cosas hay que vivirlas. Es imposible explicar una leyenda.
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Para entender las cosas hay que vivirlas. Es imposible explicar una leyenda.
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Hay tiempos en los que sucede que no pasa nada. Se vive en una calma imaginaria, dejando que transcurran los días como si nunca se fuesen a terminar. Y existen otros tiempos en los que cada respiración es un milagro, y en los que hay que estar preparado para ver donde soplará el viento al día siguiente
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Hacemos mal en querer olvidar.
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No creo que nada pueda dolerme más que su ausencia.
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Yo ya sabía, por propia experiencia, que las personas estábamos hechas en gran medida en razón de nuestras circunstancias.
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Hay objetos que nos buscan para contarnos su historia.
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En el último tramo, el camino pareció ensancharse. Un nuevo suelo empedrado, a cambio del de tierra, marcaba la cercanía de un lugar importante. Cuando dejaron atrás un denso pasillo de árboles y el sol volvió a acogerlos, comenzaron a descender. Marina notó en el hombro la mano de su padre, que miraba en la misma dirección. Los criados, sin disimulo, se apretujaron en aquel lado del carruaje para poder ver también aquella impresionante construcción pétrea. El enorme monasterio de Santo Estevo surgió de pronto de la espesura, y les pareció más grande y magnífico que la propia naturaleza.
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—Tú también tienes esa suavidad, ese hogar y esa fuerza.
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—No, sobrevivir y movernos según lo haga el viento, mi amor. Las tumbas están llenas de héroes sin cerebro.
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Para el que no puede vivir ya no queda ninguna esperanza.
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10 negritos