—¿Qué tengo yo de especial? —Todo. —La calma desafiante de Martina avivaba su deseo—. He tardado treinta y tres años en hallarte. Un pasado en el que no quiero pensar. Al menos esta noche, quiero que todo lo que no seamos nosotros se quede al otro lado de ese callejón —indicó con la cabeza hacia su derecha. |