Piso para dos

No es que no esté contento con lo que me ha tocado vivir, pero… se desperdicia una cantidad tremenda de tiempo cuando se es joven.

Este arrebato de espontaneidad y locura; la sensación de pura vitalidad de lanzarte de cabeza y hacer caso omiso de todos los resortes de tu cerebro que te advierten de que esto es una idea descabellada…

Recuérdame a mí mismo que no hay personas que salven, las personas solo pueden salvarse a sí mismas. Lo mejor que puedes hacer es ayudar cuando estén listos.

Siento mariposas en el estómago. Por mucha tensión que se respiraba anoche, yo no me esperaba ni mucho menos esta atracción sexual. Se palpa en el ambiente.

-¡Vaya, qué derroche de optimismo! Normalmente ese es mi rollo, no el tuyo.
-No estoy seguro de que lo ha provocado. ¿El futuro halagüeño? ¿El amor de mi vida en mis brazos? No lo tengo claro.

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‘Las personas solo pueden salvarse a sí mismas. Lo más que puedes hacer es ayudarlas cuando están preparadas’

Me recuerdo para mis adentros que es imposible salvar a las personas: las personas solo pueden salvarse a sí mismas. Lo más que puedes hacer es ayudarlas cuando están preparadas.

La vida a menudo es sencilla, pero no te das cuenta de lo sencilla que es hasta que se complica muchísimo, como cuando nunca agradeces estar sano hasta que caes enfermo, o como cuando nunca valoras el cajón de tus medias hasta que te haces una carrera en una y no tienes de repuesto.

Bueno, ¿y ahora qué? ¿Vas a llamar a Ken el ermitaño? ¿Vas a salir a tomar una copa con Justin? ¿O a meterte en la ducha con Leon?