Ferrer04 September 2021
En la segunda mitad el s. XIX ya no es la filosofía racionalista la que despoja al hombre de cualquier certeza intelectual sobre el sentido de la vida, sino que en este proceso se ha dado un salto mucho más extremoso. La filosofía positivista termina trasladando al vacío cualquier pregunta por nuestro destino trascendente, a la vez que impugna hasta la misma noción de libertad personal.
|