Ana de Tejas Verdes

Cuando uno imagina cosas, tiene que hacerlo a lo grande

—Bueno, bueno, no hay necesidad de llorar.
—¡Sí la hay! —La niña levantó la cabeza rápidamente, con la cara llena de lágrimas y los labios temblorosos—. Usted también lloraría si fuera huérfana y hubiese llegado a un sitio creyendo que iba a ser su hogar para descubrir que no la querían porque no era un chico. ¡Ah, esto es lo más trágico que me ha ocurrido jamás!

—Sigue habiendo mucho de la niña que era en algunos aspectos.
—Hay mucho más de la mujer que será en otros.

Ah, es maravilloso tener ambiciones. Me alegro de tener tantas. Y lo mejor de todo es que parecen infinitas. En cuanto consigues una, ya ves otra reduciendo más alto todavía. Eso hace que la vida resulte tan interesante.

La que soy de verdad sigue aquí, no ha cambiado. Y da igual adónde vaya o cuanto cambie por fuera, porque en mi corazón siempre seguiré siendo su niña, Ana, que cada día que pase la querrá más a usted y a Matthew y a Tejas Verdes.

¡(...) Estoy tan contenta de vivir en un mundo donde hay octubres! Sería terrible que tuviéramos que pasar de septiembre a noviembre, ¿no es así?

Simplemente decir que Ana es una mujer con un corazón enorme, es fuerte , valiente y lista.

Basicamente Ana es un ejemplo a seguir.

–Pues yo creo que esperar las cosas con ilusión es precisamente la mitad de su placer–exclamó Ana–. Quizá no consigas las cosas en sí mismas, pero nada puede arrebatarte el placer de esperarlas con ilusión.

La gente se ríe de mí porque utilizo palabras largas. Pero si una tiene ideas grandes, necesita palabras largas para expresarlas, ¿no cree?

¿No es maravilloso pensar en todas las cosas que nos quedan por saber? Me da ganas de vivir. ¡Es un mundo tan interesante! Si lo supiéramos todo, sería la mitad de interesante, ¿a que sí? No habría campo para la imaginación.