Nunca renuncies a tu libertad, ma chèrie. Nadie puede ser dueño de nadie, nadie puede regir el destino de nadie. Solo tú eres dueña de tus pensamientos, tus actos y tú destino. No dejes que nadie te quite eso.
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Nunca renuncies a tu libertad, ma chèrie. Nadie puede ser dueño de nadie, nadie puede regir el destino de nadie. Solo tú eres dueña de tus pensamientos, tus actos y tú destino. No dejes que nadie te quite eso.
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«Nunca renuncies a tu libertad, ma chèrie. Nadie puede ser dueño de nadie, nadie puede regir el destino de nadie. Solo tú eres dueña de tus pensamientos, tus actos y tu destino. No dejes que nadie te quite eso. No hay más Dios que la razón».
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No creo que el hecho de que una señorita se vista de forma apropiada para una fiesta signifique indefectiblemente que desea buscar marido. ¿O es que no tengo el derecho a vestirme y mostrarme como cualquier otra mujer por el simple placer de disfrutar de mi soltería?
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Nunca renuncies a tu libertad, ma chèrie. Nadie puede ser dueño de nadie, nadie puede regir el destino de nadie. Solo tú eres dueña de tus pensamientos, tus actos y tu destino. No dejes que nadie te quite eso. No hay más Dios que la razón.
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Desde que estudio aquí, con catedráticos que no dudan de nuestra capacidad para aprender las mismas materias que enseñan a sus alumnos de la lnstitución Libre de Enseñanza, me he dado cuenta de que jamás podría ni querría renunciar a mi condición de mujer; no hay nada malo en nosotras, al contrario. Mas bien son ellos, aquellos que nos consideran inferiores y débiles de espíritu, los que deben tener algo mal en su interior.
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Si las propias mujeres no defendemos nuestro derecho a la igualdad en la educación y nuestro derecho a trabajar, ¿cómo podremos reclamar nada a los hombres?
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No quería ni necesitaba un hombre a su lado para que la sacara de paseo como un pavo real, le revisara sus lecturas o la sancionara cada vez que ella expresara sus propias ideas.
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¿Quién es el autor/la autora de Episodios Nacionales?