Un destino propio de María Montesinos
Nunca renuncies a tu libertad, ma chèrie. Nadie puede ser dueño de nadie, nadie puede regir el destino de nadie. Solo tú eres dueña de tus pensamientos, tus actos y tu destino. No dejes que nadie te quite eso. No hay más Dios que la razón.
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