¿A qué vino de tan lejos si viaja llevando su alma? a los que nacen o mueren, a los que arriban o zarpan, y aunque son muchos sus días ¡no se cansa, no se cansa! |
¿A qué vino de tan lejos si viaja llevando su alma? a los que nacen o mueren, a los que arriban o zarpan, y aunque son muchos sus días ¡no se cansa, no se cansa! |
No te amarán, creyéndote desvalida; hasta creerán que tienen el deber de serte piadosos. Pero, en verdad, tú serás la misericordia cuando con tu mirada, viviendo entre ellos, sosiegues su corazón.
|
[...] ¡tanto, Dios mío, que me sobra mi vida desde el primer día! |
-Yo tampoco odio ya -dijo ella-, y soy roja como una herida porque he padecido, y me pusieron junto a ti porque pedí amarte. -Yo te quisiera más próxima -respondí-, sobre mis brazos, los que nunca te estrecharon. -Yo te quisiera -respondió- sobre mi corazón, en el lugar de mi corazón que tuvo la quemadura de tu odio. |
Palidezco si él sufre dentro de mí; dolorida voy de su presión recóndita y podría morir a un solo movimiento de este a quien no veo. Pero no creáis que únicamente estará trenzado con mis entrañas mientras lo guarde. Cuando vaya libre por los caminos, aunque esté lejos, el viento que lo azote me rasgará las carnes y su grito pasará también por mi garganta. ¡Mi llanto y mi sonrisa comenzarán en tu rostro, hijo mío! |
Me ha besado y ya soy otra: otra por el latido que duplica el de mis venas y por el aliento que se percibe entre mi aliento. Mi vientre ya es noble como mi corazón... Y hasta encuentro en mi hálito una exhalación de flores: ¡todo por aquel que descansa en mis entrañas blandamente, como el rocío sobre la hierba! |
Te espero sin plazo y sin tiempo. No temas noche, neblina ni aguacero. Ven igual con sendero o sin sendero. Llámame adonde tú eres, alma mía, y marcha recto hacia mí, compañero. |
[...] a la marcha sin camino, a los nombres sin las cosas y a la partida sin el arribo fuimos niños, fuimos niños, inconstantes y desvariados. Y baldíos regresamos, ¡tan rendidos y sin logro!, balbuceando nombre de "patrias" a las que nunca arribamos. |
Hincho mi corazón para que entre como cascada ardiente el Universo. El nuevo día llega y su llegada me deja sin aliento. Canto como la gruta que es colmada canto mi día nuevo. Por la gracia perdida y recobrada humilde soy sin dar y recibiendo hasta que la Gorgona de la noche va, derrotada, huyendo. |
Siento mi corazón en la dulzura fundirse como ceras: son un óleo tardo y no un vino mis venas, y siento que mi vida se va huyendo callada y dulce como la gacela. |
Lolita...