En verso y prosa - Antología de Gabriela Mistral
Palidezco si él sufre dentro de mí; dolorida voy de su presión recóndita y podría morir a un solo movimiento de este a quien no veo. Pero no creáis que únicamente estará trenzado con mis entrañas mientras lo guarde. Cuando vaya libre por los caminos, aunque esté lejos, el viento que lo azote me rasgará las carnes y su grito pasará también por mi garganta. ¡Mi llanto y mi sonrisa comenzarán en tu rostro, hijo mío! |