LA VENUS DE ILLE de Prosper Mérimée "Cuando más miraba uno a aquella estatua admirable, más doloroso resultaba el sentimiento de que una belleza tan maravillosa pudiera conjugarse con una total ausencia de sensibilidad" Definitivamente uno de los relatos que menos me va gustando de Mérimée. Resulta estar escrito antes que sus obras más memorables "Carmen" o "Colomba" pero son posteriores a otros como "Crónica del tiempo de Carlos IX". Debo decir que las historias de misterio o terror no son siempre mis favoritas. En este caso me pareció el tema relativamente común y la ejecución regular. Por otro lado las descripciones y el desarrollo de los personajes no resalta casi en la novela como en otras del autor sí he percibido. La novela empieza con el propio autor en la búsqueda de monumentos históricos (que de hecho fue la labor a la que se dedicó Mérimée y constituyó una de sus mayores hazañas para la conservación del patrimonio cultural de su país). Llega a Ille, una pequeña localidad de gente humilde donde vive el señor de Peyrehorade. Éste sí ha llegado amasar una fortuna considerable, considerado un anticuario reconocido llama la atención del autor para poder tener datos que puedan ayudarlo en su trabajo. El Sr. Peyrehorade tiene un ídolo conocido por el pueblo, se trata de una estatua de Venus muy llamativa y misteriosa que encontró en Perpiñán, según cuentan de la época de Carlomagno. Pues estatua tan hermosa tiene fala de atraer mala suerte y a lo largo del libro veremos qué cosa es lo que causa. Tiene un tono interesante pero la manera de contar me quedó corta con respecto a otras de sus obras. + Leer más |
El Círculo de Orellana, en colaboración con el Instituto Cervantes, rindió un homenaje a la aristócrata María Manuela Kirkpatrick, condesa de Montijo (Málaga, 24 de febrero de 1794 - Madrid, 22 de noviembre de 1879), con la quinta conferencia de la séptima edición de «Españolas por descubrir», a cargo de Soledad Fox Maura, escritora y catedrática de Literatura Española y Comparada en el Williams College de Williamstown, Massachusetts.
Kirkpatrick contrajo matrimonio con el conde de Teba, Cipriano Palafox y Portocarrero, con quien tuvo un hijo, que falleció siendo joven, y dos hijas: María Francisca de Sales y Eugenia de Montijo, que casó con Jacobo Fitz-James Stuart y Ventimiglia, duque de Alba, y Carlos Luis Napoleón Bonaparte, que se convertiría en el emperador Napoleón III, respectivamente.
La condesa compartió una gran amistad con el escritor francés Prosper Mérimée. Incluso, según una carta del autor a la aristócrata, Carmen, el personaje de su célebre novela, se inspira en una historia que le contó María Manuela Kirkpatrick durante una visita a España en 1830.
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