La venus de Ille

Prosper Mérimée es conocido mundialmente por su obra “Carmen” (o por la ópera que de “Carmen” compuso Bizet, que también puede ser), pero lo cierto es que fue un hombre muy interesante y culto que, además de escritor, fue arqueólogo e inspector de Monumentos Históricos, y su legado en este terreno todavía perdura en toda Francia.

“La Venus de Ille” es fruto precisamente de este aspecto de su carrera profesional. Ambientado en el Rosellón (región de los Pirineos orientales), el protagonista se dirige a Ille, donde vive un anticuario que le enseñará los alrededores de la población, ricos en monumentos de la Edad Media y antigüedades. Su llegada coincide con dos acontecimientos: la inminente boda del hijo de su anfitrión y el descubrimiento de una figura de bronce, una hermosa Venus que es el orgullo del anticuario pero sobre la que ya corren rumores de que está maldita.

Novela corta (o relato largo, que el límite es muy difuso a veces) con tintes sobrenaturales que, a pesar de su brevedad, consigue fascinar al lector por esa intensidad in crescendo que desemboca en un final con un aire que no sé si denominar gótico, pero que ciertamente es espeluznante dentro del contexto de la historia.

Me ha gustado mucho y me ha recordado en cierto modo a otro relato publicado por esta misma editorial escrito por Henry James, en la que un busto desenterrado en Italia hace también de las suyas. En todo caso, en “La Venus de Ille” la sensación de inminente tragedia es más patente, y ese ídolo de belleza extrema y rostro feroz, cruel y desdeñoso no presagia nada bueno… como bien dice una inscripción en su zócalo: “¡Ay de ti si ella te ama!”.
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