"-Me vuelves loco, canija –susurró con voz áspera-. Es verte y olvido todas las señales que me alertan para que no me acerque a ti. Es tocarte y querer poner en práctica contigo todas las fantasías húmedas que me provocas. Con la respiración entrecortada, Noelia le escuchaba excitada. Después se lamió los mojados labios, aún calientes por sus besos y susurró: -Atrévete." |