Caperucita en Manhattan

Para mí la única fortuna, ya le digo, es la de saber vivir, la de ser libre. Y el dinero no libera.

He conocido a mucha gente a lo largo de mi vida, comisario, y créame, en nombre de ganar dinero para vivir se lo toman tan en serio que se olvidan de vivir.

¿A qué llaman vivir? Para mí vivir es no tener prisa, contemplar las cosas, prestar oído a las cuitas ajenas, sentir curiosidad y compasión, no decir mentiras, compartir con los vivos un vaso de vino o un trozo de pan, acordarse con orgullo de la lección de los muertos, no permitir que nos humillen o nos engañen, no contestar que sí ni que no sin haber contado antes hasta cien...
Vivir es saber estar solo para aprender a estar en compañía, y vivir es explicarse y llorar... y vivir es reírse...

- ¿Es que no le interesa el dinero?
- No, porque se ha convertido en meta y nos impide disfrutar del camino por donde vamos andando.

¿Y para qué se va a dormir? ¿Habrase visto mayor pérdida de tiempo...?

Las cosas y las personas que solo se han visto con los ojos de la imaginación pueden seguir viviendo y siendo iguales, aunque desaparezcan en la realidad. Cuando se han visto y luego se dejan de ver, el cambio es mayor.

Había entendido que los sueños solo se pueden cultivar a oscuras y en secreto.

Leyendo se podía viajar con la imaginación, o sea soñar que se viajaba.

Cada uno entiende la vida a su manera.

En los años en que un niño aprende a leer y a soñar es cuando lo desconocido se rodea de más magia.