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—Ojalá pudiera darte mucho más. —Ojalá pudieras valorarte. Eres todo lo que quiero. |
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—Ojalá pudiera darte mucho más. —Ojalá pudieras valorarte. Eres todo lo que quiero. |
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Parecíamos las únicas dos personas, porque el resto del mundo no importaba cuando él estaba cerca.
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Sentí que, si lo tenía cerca, podría con cualquier cosa.
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—La echo mucho de menos —dijo Hayden después de unos minutos, con la voz afectada por la emoción. —Y yo, hijo. Cada día de mi vida. |
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Supe en ese momento que estaba muy lejos del punto de retorno. Supe que estaba enamorado hasta las trancas de Hayden.
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—No son las fiestas las que lo hacen, eres tú. Me vuelves loco e imprudente. Consigues que piense que puedo ser digno de tocarte.
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Amaba muchísimo mi reino, y resultaba que ahora también amaba al futuro heredero. Supuse que simplemente estaba destinado a suceder. |
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—Porque una vez que se te conoce es imposible no ver lo maravilloso que eres. Lo dulce, noble y divertido.
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Hayden era demasiado bueno para este mundo de realeza. Era demasiado bueno para el mundo en general, y me prometí a mí mismo que lo protegería de todo. Estaría a su lado para cualquier cosa que necesitara. No solo porque era mi trabajo. No. Nuestra amistad había traspasado hacía mucho tiempo esas fronteras. De hecho, las líneas entre nosotros siempre habían estado muy difuminadas. |
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Verle vivir las cosas con esa pasión, ver el brillo de sus ojos cada vez que cogía el lápiz y lo deslizaba por la tableta para crear, era lo más mágico que había visto en la vida. Hayden era pura pasión, y me encantaba. |
Astillas en la piel