—Creo que vamos a ser felices: tendremos la biblioteca más grande del mundo. —Creo, Agatha, que acabas de definir la felicidad. |
—Creo que vamos a ser felices: tendremos la biblioteca más grande del mundo. —Creo, Agatha, que acabas de definir la felicidad. |
[Agatha] -Es muy probable que en el mundo la mayoría de la gente no haya leído mis novelas. ¿Me conocerán en Argentina?
|
-¿El hombre de traje marrón dijiste? ¿Debería leerlo, no? En cuanto llegue a Londres compraré todos los libros. -Eso es lo que hace a un amigo, un buen amigo. -Entonces lo haré. -¿Y los leerás? ¿Te atreverás? -Por supuesto que sí. Si puedo con Gordon Childe puedo con Agatha Christie. |
-No puedo casarme contigo sin haber leído tus libros. Son maravillosos. -Gracias. -Espero que algún día me dediques uno. Después de casados, por supuesto. -Por supuesto. ¿Max? -Dime. -Creo que vamos a ser felices: tendremos la biblioteca más grande del mundo. -Creo, Agatha, que acabas de definir la felicidad. |
La vida era simple. Levantarse al amanecer, acompañar a Max y buscar en la tierra, ver los colores del cielo nacer en la mañana y variar de manera permanente hasta el anochecer. Las estrellas en su estado más puro, como las habían visto esos hombres que, alguna vez, habían habitado el suelo de Siria y habían dejado estatuillas y vasijas decoradas. ¿Habría alguna contadora de historias como ella en esa antigua ciudad de cinco mil años? No lo sabían, los habitantes del tell Chagar Bazar no habían aprendido a escribir.
|
¿En que trabaja Kote?