-Deja este mundo…como un lugar mejor que el que encostraste. Y cuando su pecho se levantó y se detuvo por completo, cuando su aliento escapó en un último suspiro, comprendí por qué el suriel había venido a ayudarme, una y otra vez. No solo por bondad… sino porque era un soñador. Y fue el corazón de un soñador el que había dejado de latir dentro de ese pecho monstruoso. Su repentino silencio resonó en el mío. Puse mi cabeza sobre su pecho, en esa ya silenciosa bóveda de huesos, y llore. |