—Cásate conmigo porque te deseo, porque el solo hecho de pensar que pueden lastimarte me consume y me destroza. Cásate conmigo porque cuando me dijiste que era un buen hombre quise creerlo y pensé que lo conseguiría si estabas a mi lado. Sé mi esposa y hazme pagar por cada lágrima que mis palabras y mis acciones hayan podido ocasionarte, y por mi estúpida cabezonería. Cásate conmigo y dame esa paz que solo siento cuando te tengo cerca. Hazlo por cualquiera de esas razones, pero, por Dios, hazlo.
|