Después aprendí que le dolor es propio, único y subjetivo, y que nadie tiene derecho a juzgarlo, porque, si duele, ya es importante y merece ser respetado.
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Después aprendí que le dolor es propio, único y subjetivo, y que nadie tiene derecho a juzgarlo, porque, si duele, ya es importante y merece ser respetado.
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Su risa me provocaba sonrisa en el acto que le marqué en la piel con los labios.
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Oliver y yo fingimos follarnos como salvajes, pero hicimos el amor como dos humanos que desconocen que lo han encontrado.
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Me quedé dormido allí mismo, con el recuerdo en los labios de un beso de cereza.
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[...] un día me di cuenta de que la vida que deseamos no está para soñarla, sino que está para vivirla. |
—No voy a reventar, estoy bien. De verdad. Pero era mentira. Yo lo sabía. Y ella también. —Yo solo te digo que, si lo haces, estoy aquí, ¿vale? Si tu mundo revienta, puedes venirte al mío. Dejé escapar una bocanada de aire. Nunca me había dicho «te quiero» de un modo tan bonito. |
Mi madre dice que hay una conexión directa entre estómago y corazón. Una especie de hilo invisible. Dice que cuando la tripa se llena, se hincha y tira del hilo, haciendo que el corazón lo haga también.
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En la vida puedes cruzarte con personas que te quieren, pero que no saben como hacerlo del modo en que necesitas. Y después llegan otras, otras para las que quizás no seas nada más que un punto improvisado en su camino, una parada para repostar y coger fuerzas, que te dan sin más lo que llevas años pidiendo a otras bocas.
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Gregorio Samsa es un ...