—No voy a reventar, estoy bien. De verdad. Pero era mentira. Yo lo sabía. Y ella también. —Yo solo te digo que, si lo haces, estoy aquí, ¿vale? Si tu mundo revienta, puedes venirte al mío. Dejé escapar una bocanada de aire. Nunca me había dicho «te quiero» de un modo tan bonito. |