[...] porque las palabras siempre se quedan cortas para hablar de sensaciones. |
[...] porque las palabras siempre se quedan cortas para hablar de sensaciones. |
A ratos me odiaba tanto que tenía que morderme los labios para no llorar.
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Y es que no hay nada como separarte de alguien para descubrir cuánto de ti le has dado.
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«Fotografía todo lo que merece la pena ser mirado. Intento hacer feliz a la gente que quiero, aunque no siempre me lo permitan. A veces paseo por la ciudad cuando todos duermen. Follo. Me masturbo. Me enamoro de cosas. Pienso en sexo cada diez minutos y en el amor casa siete. Vivo Jimena».
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[...] —¿Qué te gusta a ti? «¿Sería capaz de tirarme el vino a la cara de responderle un simple... tú?». |
No lo sabía, pero estaba exhausto, porque siempre he sido de las personas que por sentir lo sienten todo, sin rodeos, sino dejándome enganchar por los extremos, por la intensidad, fuera del sentimiento que fuera.
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Pero, qué hostias, las tristeza es un derecho como cualquier otro. Ni siquiera debe tener razón de ser; la sientes y punto. Como el amor. Y yo me sentía triste.
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Solo quería besarlo, sentir sus labios sobre los míos, sus manos dibujando caminos en mi piel, su aliento ayudándome a respirar.
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Quise mandar al carajo todo, el cuidado que llevaba siempre con Jimena para que no se sintiera incómoda, su negativa constante a que ni siquiera me acercase más de la cuenta a ella, el saber que aquello solo podía estropear las cosas. Quise olvidarme de todo y besarla. Y no hablo de follármela a lo bestia y sin mucho mimo, no. Hablo de besarla para decirle con mi boca que no está sola, que no tenía por qué estarlo siempre.
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Y la llamé amor, porque no encontré otra palabra que la definiese mejor.
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¿Quién es el autor/la autora de Episodios Nacionales?