La hora de la estrella

"Escribo porque no tengo nada que hacer en el mundo: estoy de sobra y no hay lugar para mí en la tierra de los hombres. Escribo por mi desesperación y mi cansancio, ya no soporto la rutina de ser yo, y si no existiese la novedad continua que es escribir, me moriría simbólicamente todos los días." (Pág.22).

En términos generales, no se preocupaba por su futuro: tener futuro era un lujo.

Es la historia de una inocencia herida, de una miseria anónima, sobre una muchacha que no sabía que ella era lo que era y que por ello no se sentía infeliz.

Solo entonces se vestía de sí misma y pasaba el resto del día representando con obediencia el papel de ser.

Me pregunto si debería caminar por delante del paso del tiempo y esbozar inmediatamente un final. Sucede sin embargo que ni yo mismo sé todavía con certeza cómo terminará esto. Y también porque entiendo que debo caminar paso a paso, de acuerdo con un plazo determinado por el paso de las horas: hasta los animales deben lidiar con el tiempo. Y ésta es también mi primerísima condición: la de avanzar paulatinamente a pesar de la impaciencia que tengo en relación a esa muchacha.

Cada día es un día robado a la muerte. Yo no soy un intelectual, escribo con el cuerpo.