Cassie va muy mal de dinero, necesita un sitio barato en el que vivir porque la van a echar de su apartamento por impagos. Y es que ni con sus dos trabajos puede hacer frente a los gastos que tiene. Además, Cassie es artista, hace obras de arte con basura, pero su particular forma de ver el mundo y el arte no la están ayudando. Así que cuando ve una auténtica ganga en pleno centro de Chicago para compartir piso no se lo piensa y se lanza. Así conoce a Frederic, un chico guapísimo que se expresa y viste como si fuese del siglo pasado. La convivencia entre ellos es buena, aunque hay algunas normas, el problema está cuando uno no puede dejar de pensar en el otro. La novela es entretenida, rápida y divertida. Hay muchas cartas y notas que se dejan los personajes y me encanta la forma que tienen de expresarse en ellas. Me encanta Frederic en sus escritos, y como personaje es muy tierno y blandito. Cassie es una joven decidida que a pesar de verse un poco sobrepasada decide seguir adelante con valentía. Los personajes están muy bien construidos, me gustaría saber más de Reginald, y la primera parte de la trama está muy bien. Pero creo que el conflicto mayor (la madre de él) entra tarde y se resuelve de una forma un poco tonta, aunque tenga cierto sentido. Además, mientras lees el tiempo parece que pasa más rápido cuando en realidad solo han pasado un o dos meses desde que viven juntos, por lo que el afecto que sienten el uno por el otro parece demasiado intenso y rápido. + Leer más |