Entre masas de pensamientos confusos recordé lo que había dicho Roth: «Las personas con las almas más puras son capaces de las maldades más grandes. Nadie es perfecto, sin importar lo que sean o por que bando luchen»
|
Entre masas de pensamientos confusos recordé lo que había dicho Roth: «Las personas con las almas más puras son capaces de las maldades más grandes. Nadie es perfecto, sin importar lo que sean o por que bando luchen»
|
Me perdí por completo en el momento en que te encontré
|
No… No era una masa, sino una maldita serpiente. Era enorme, de al menos tres metros de largo y tan ancha como yo. Me puse en pie de golpe, ignorando la oleada de mareo, y la cosa giró hacia mí, alzando medio cuerpo. Sus ojos ardían con un rojo impío. Un grito se quedó atrapado en mi garganta. —No tengas miedo de Bambi —dijo el demonio—. Tan solo siente curiosidad, y tal vez un poquito de hambre. ¿Aquella cosa se llamaba Bambi? |
Un enorme tatuaje de una serpiente se enroscaba alrededor de su antebrazo; la cola desaparecía bajo la manga y la cabeza con forma de diamante descansaba sobre su mano. Parecía tener mi edad, y habría estado muy bien liarme con él… de no ser por el hecho de que no tenía alma.
|
A diferencia de los otros Guardianes, yo no podía despojarme de mi piel humana para dar grandes palizas, pero que me tiraran del pelo hacía que mi lado zorra se activara como ninguna otra cosa
|
Caminé hasta donde había dejado mi mochila y saqué el móvil. En algún momento Roth me lo había quitado y había reemplazado el nombre de Zayne por «Rocoso» y había guardado su propio número como «Bestia sexual». Menudo imbécil.
|
–¿Y por qué crees que los Guardianes son tan buenos? –Sus almas son puras, Roth. Y protegen a la gente de las cosas como tú. –Las personas con las almas más puras son capaces de las maldades más grandes. Nadie es perfecto, sin importar lo que sean o por qué bando luchen. |
—Tengo una idea mejor. —Se inclinó hacia mí, y unos mechones de pelo oscuro cayeron sobre sus ojos dorados—. Tú y yo vamos a divertirnos un poco. Me dolían los dientes de lo mucho que los estaba apretando. —Ni en un millón de años, colega. Parecía ofendido. —¿Qué te piensas que estoy sugiriendo? No estaba planeando emborracharte y aprovecharme de ti en la parte trasera de un BMW como estaba haciendo Gareth. Claro que supongo que podría ser peor. Podría estar planeando hacerlo en la parte trasera de un Kia. |
—Sinceramente, me da igual a cuántos demonios identifiques, o cuántos manden los Guardianes de vuelta al Infierno. Como puedes ver, ese truco de hacer brillar en la oscuridad no funciona conmigo. Fruncí el ceño mientras lo observaba. Mierda, tenía razón. Y ni siquiera me había dado cuenta hasta entonces. Qué bien. —No funciona en ningún demonio de Nivel Superior. Simplemente molamos demasiado. |
Manolito ...