Los ojos del dragón

Este es el relato, y a veces los relatos nos dicen más que as historias, y también con mayor rapidez.

No ha habido coronación, pero una coronación solo es un evento público. Debido a su gran pomposidad, no es masque un espectáculo sin verdadera solidez. Dios, la ley y el sol son lo que hacen a un rey, no la coronación.

Espiar a una persona es una especia de robo, es robarle con la mirada algo que hace creyendo estar sola.

Y espiar, desgraciadamente, ofrecía un particular atractivo. Cuando uno observa actuar a una persona sin que esta se aperciba de nuestra presencia, hasta el acto más insignificante tiene importancia.

Después de todo, para él la maldad era una especie de capricho.

Pues una de las mejores cosas que tienen los cuentos es lo rápido que puede transcurrir el tiempo sin que nada notable este sucediendo. En la vida real nunca es de ese modo, y probablemente sea un buen síntoma.

La mayoría de las personas malas se parecen más a los perros que a los diablos. Los perros son amistosos pero estúpidos, y ese es el comportamiento de muchos hombres y mujeres si están borrachos. Cuando los perros se hallan excitados y desconcertados, pueden morder; cuando los hombres se encuentran excitados y desconcertados, pueden pelear. Los perros son excelentes mascotas porque son fieles, pero si un hombre se comporta como una mascota, para mí es un hombre malo. Los perros pueden ser valiente, mas también son capaces de ser cobardes, de aullar en la oscuridad o de huir del peligro con el rabo entre las piernas. Un perro tiene tantos deseos de lamer la mano de un amo cruel como la de un amo bondadoso, debido a que no saben diferenciar el bien del mal.

La culpa es como una llaga, infinita, fascinante, y el individuo culpable se siente apremiado a examinarla y a escarbar en ella, con lo cual jamás se cura definitivamente

Los grandes reyes son amados los menores son tolerados; los futuros reyes representan una entidad temida y desconcertante

La culpa es como una llaga infinita, fascinante y el individuo culpable se siente apremiado a escarbar en ella, con lo cual jamás se cura definitivamente.