Después de verla correr, la respetó todavía más. Los otros participantes hacían todo lo posible por ponerle la zancadilla, sacarla del camino o hacer que se desviara del objetivo.
Edilyn no flaqueó ni tropezó. Firme y decidida, corrió con la cabeza bien alta y la vista clavada en el objetivo, sin prestar atención a los demás ni a las artimañas que usaban para entorpecerla. Nada ni nadie podría detenerla.
Al final cruzó la línea de meta en primer lugar. Muy por delante de los demás.
Había pasado mucho, muchísimo tiempo desde que presenciara semejante muestra de valor. Y en lugar de felicitarla por haber conseguido la victoria pese a las malas artes de los otros participantes, la fulminaron con la mirada. El odio que le profesaban aumentó de tal manera que él lo sintió como si fuera un ser vivo que crepitara en el aire, a su alrededor. Se le erizó el vello de la nuca al ver un mal tan evidente.