Sigue lloviendo

El tiempo sigue corriendo aunque tú sigas aquí parado

Se me disparan las pulsaciones en cuanto la veo. Es ella. Siempre ha sido ella. Y está ahí sentada, con esa actitud serena que se esfuerza por proyectar ante los demás.

-Intento convencerme de que has dejado de existir pero de un modo y otro siempre terminas apareciendo de nuevo en mi vida. Cada vez que creo que te has ido, vuelves. Cada vez que pienso que puedo seguir sin ti, regresas cono si quisieses demostrarme que no es así.

El tiempo sigue corriendo aunque tú sigas aquí parado.

En eso consiste al final la vida, ¿no? En ser felices. Nada más. Nada menos…

A veces me sorprende darme cuenta de que los detalles aparentemente tontos de la vida diaria son los que más tiempo han perdurado en mi memoria.

A mí siempre me dejó ver la verdad, los entresijos de su mente, los miedos que la comprimían. Me gustaba todo de ella. Lo bueno y lo malo. Todo.

Pero es que a veces, cuando una mirada lo dice todo, las palabras están de más.

—Soy incapaz de fingir que no estoy deseando ponerme en pie y rodear esta puta mesa y besarte hasta que me obligues a parar.

Siempre hubo algo en su piel, en la forma de tocarme, de mirarme, de sonreírme, que conseguía deshacerme por dentro, romper la coraza que construí para el resto del mundo.