La hija del relojero

Demasiadas páginas y capítulos vacíos para contar una historia que si fuera narrada de otra manera sería mucho más interesante. La autora tiene otras novelas bastante más interesantes que esta. La parte positiva es la descripción del paisaje, lo describe de una manera que te hace estar allí mismo

Este es el primer libro que llega a mis manos de Kate Morton y ya tengo varios anotados en mi lista de deseos.
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Los primeros capítulos me provocaban dejar de leer porque no conseguía introducirme en la historia, pero quise darle una oportunidad y le puse empeño.
De ahí en adelante… sin descanso ⏳.
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La historia o, mejor dicho, las historias empiezan a entremezclarse y es tan bonito leer cuándo todo está tan perfectamente encajado. Y el final… no digo nada 💭.
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Es una historia que me ha gustado. Me ha parecido muy interesante.
La trama es buena y, encontramos en ella, saltos en el tiempo entre varias épocas.
Sin embargo, es una novela que me pareció complicada. Tiene muchos personajes, el ritmo es lento al principio y la trama importante tarda en llegar. Estuve a punto de abandonar su lectura.
Pero, a pesar de todo me gustó, Kate Morton tiene una forma de narrar que me gusta mucho y tengo muchas ganas de seguir leyendo sus libros.

Me ha gustado mucho más de lo que esperaba. Desde un principio me ha sorprendido la historia, sobre todo la que narra a Birdie, una chica que desapareció en 1862. Cómo Kate Morton ha ido hilando la historia, contando la vida de personajes tan distintos, me ha fascinado.
Ha sabido captar la esencia de la época, me ha metido en Londres de 1860 y en el Londres de 2017. Arte, fotografía, arquitectura... hay tantas artes en este libro que sería difícil nombrar todas.
Es el segundo libro que leo de la autora y no defrauda
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No sabía si ponerle dos estrellas o una porque he estado a punto de abandonarlo cuando llevaba más de 2/3 leídos.

Me han gustado sus novelas anteriores, pero esta se me ha hecho larga y tediosa. Me aburría hasta el extremo que se pasara capítulos y capítulos hablando de la vida de los diferentes personajes (desde casi su nacimiento hasta casi su muerte). Lo explicaba todo de todos los personajes, tanto del pasado como del presente ¡qué cansino!

Lo siento mucho, pero personalmente no lo recomiendo.

he leido todos los libros de Kate MOrton,y me quede fascinada con todos, sin embargo el ultimo La hija del Relojero me ha parecido un poco complicado con muchos personajes, ya lo estoy terminando y a la spartes que me parecen mas interesantes no le ha dado la impritancia que pense que merecia, espero el final para ver si de verdad me agrado esta historia.

Si bien soy una fan de Kate Morton (mi favorito es sin duda La casa de Riverton) me gusta su forma de narrar, los detalles y sus historias, si bien La hija del relojero, no consiguió envolverme en esa sensación que tengo con sus libros.

Aviso que leí el libro en noviembre y apenas entiendo las 4 páginas llenas de esquemas y anotaciones, ya que las escribí deprisa y corriendo, jajaja. Así que cogeré 3 cosas y os las pondré por aquí, así que seguramente la reseña sea cortita, sorrys!

El libro nos muestra a Elodie Winslow que se obsesiona con un dibujo, esta convencida de que conoce ese lugar, hasta que de pronto lo reconoce, es la casita del cuento que le contaba su madre, pero resulta que en esa casa hubo un misterio, una joya robada, un asesinato, todos pensaron que
fue cosa de la novia de Edward Radcliffe, pero todos aquellos que hemos leído los libros de Kate Morton, sabemos que nada es tan sencillo, ya que la casa está encantada, tiene un fantasma... si bien, el gran misterio fue un tanto decepcionante para mi gusto.
A pesar de que me gusta que me cuenten cosas del pasado, esta vez han sido demasiados detalles, demasiadas historias que no tenían sentido y podían ser perfectamente desechables. Muchos personajes, los que vivían en la casa en 1862, Edward y su hermana, Lily la amante de de Edward, Fanny la ex novia, modelos, y pintores, todos son sospechosos, luego pasamos cuando la madre de Elodie estuvo paseando por esa casa hace tiempo, y actualmente, Jack, que busca el diamante que se robó en la casa bajo la atenta mirada del fantasma.
Después de esos misterios tenemos el nombre de la hija del relojero, nos mostrará su infancia, hasta saber quien era... pero tan despacio que resulta monótono.

Y es que ese ha sido el gran problema de este libro, era aburrido, para mí perdió toda la frescura de los primeros libros de la autora, ya que como siempre hay demasiadas coincidencias, casualidades, que Elodie trabaje con un personaje de la historia, que conozca a Jack ... todo el libro fue demasiado rebuscado para mi gusto, una verdadera pena, ya que estaba realmente ilusionada por el nuevo libro.
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Me encanta Kate Morton. He leído casi todo de ella, pero este libro no me ha gustado, ha sido una decepción en comparación con otros libros de esta escritora. Me ha costado leerla. Me han dado ganas de dejarla un montón de veces. Es como si hubiese recopilado una serie de cuentos breves escritos en su juventud, y los hubiese hilvanado todos, para intentar escribir una historia farragosa y aburrida. Me ha costado mucho seguir el hilo y terminarla.

Elodie trabaja como archivista en Stratton, Cadwell & Co. y se dispone a ocuparse de una vieja cartera de cuero extraviada en el fondo de un armario. En ella encuentra una vieja fotografía y un cuaderno de bocetos con una casa que enseguida le resulta familiar. ¿Será la casa del cuento que solía contarle su madre?

En un principio creí que volvía a estar frente a una historia con dos tramas temporales, pero pronto me di cuenta de que Kate Morton había decidido ir un paso más allá. La historia de la hija del relojero abarca desde más o menos el año 1850 hasta 2017 y en todo este tiempo conoceremos a varios personajes que tienen algo en común: Birchwood Manor, una casa que guarda un gran secreto que solo conoce ese misterioso personaje que nos acompañará a lo largo de toda la historia, ese que lo recuerda absolutamente todo.

En realidad la idea inicial me parece buena, el poder ir viendo como varias personas van entrecruzando sus vidas, como los pequeños secretos y un curioso objeto van pasando de una persona a otra a través de los años, todo con el mismo nexo común: la casa en la que en el verano de 1862 ocurrió algo terrible, aunque nadie tiene del todo claro quién fue el culpable. Hay muchas habladurías sí, pero también hay muchos aspectos de la historia oficial que no concuerdan del todo. El caso es que los distintos personajes van apareciendo poco a poco, sin desvelar nada importante sobre aquella noche, mencionándola de pasada durante gran parte del libro y eso ha conseguido que mi interés fuera disminuyendo página a página. Admito que ya de entrada tampoco estaba excesivamente interesada en la historia, en realidad ha sido mi segundo intento, y tengo muy claro el culpable de mi poco interés: Elodie. Sosa y conformista hasta decir basta, desde que la conocemos tenemos claro que vive a la sombra del recuerdo de su madre, quien fue una gran violinista, y que se está dejando arrastrar hacia un matrimonio sin amor. Cuanto más la conocemos, más claro tenemos que es así en todos los aspectos de su vida, que se calla muchas cosas por no ofender o incomodar a los demás y quizá sea solo porque acabo de pasar por su misma situación y ni en broma habría dejado que mi suegra lo organizara todo, pero realmente ha sido un personaje que se me ha hecho muy cuesta arriba.

No todos los personajes son igual de sin sangre que Elodie, pero el que se vayan incorporando tan poco a poco, con una historia tan pausada y sin saber exactamente por qué hasta el último tercio del libro (el que realmente ha conseguido captar mi interés) no ayuda nada a digerir todo lo que nos están contando y eso que un asesinato y un robo “sin resolver” suelen ser suficientes para mantenerme intrigada.
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Conversación entre tiempo y espacio que narra una historia de varias vidas alrededor de una sola. Su narración nos introduce en ese mundo de personajes y escenarios con el deseo de seguir pasando páginas para justificar la permamanente necesidad del ser humano de regresar en el tiempo para hacer las cosas de otro modo.