Los misterios de la taberna Kamogawa

No hay un rótulo que indique "La taberna de Kamogawa", ni dirección de esta en el único anuncio de una revista que la cita, solo si estás destinado a encontrarla la hallarás!

El señor Nagare Kamogawa y su hija Koishi regentan este escondido negocio en Kioto, no tienen carta. Nagare selecciona un menú tradicional japonés al cliente a no ser que esté buscando un plato especial... Ahí entran en acción estos detectives gastronómicos que indagarán lugares, personas, ingredientes,... y todo lo necesario para ofrecerle su menú.

Una propuesta muy original y tierna que evocará recuerdos felices y especiales a los clientes que requieren los servicios de estos entregados detectives y que te acerca a un Japón en distintas épocas del año, sus santuarios y templos, sus tradiciones,... Y cómo no su gastronomía, con muchos platos e ingredientes que apetece probar sin duda.

La comida como parte de la cultura y experiencias personales porque ¿quién no tiene recuerdos asociados a ciertos platos?...

Si te acercas a esta taberna ¡Buen provecho!

Imagino que ya lo habéis notado, soy alegre como un cascabel y leo géneros variados. Pero lo que no sabéis es que tengo un oscuro y sórdido secreto. Las novelas japonesas para mí son como la Kriptonita para Superman. Diréis: ¡Qué exagerada! ¡Ya será menos!. Pues no es menos, es MAS. Y cuanto más felicidad, buenos sentimientos, mascotas amorosas y personajes optimistas... peor. La portada con un cuenco de comida caliente y un gato contento no auguraba nada bueno para mi... Kriptonita en vena. Tenía la esperanza de superar mi trauma japonés enfrentándome a él como una valiente.
Muy amable mi amiga Sonia me apoyó en mi intento de superar mis dramas. Resultado de la experiencia:
Ahora padecemos el trauma LAS DOS. Es cierto que el sufrimiento conjunto ayuda. Es un consuelo saberme acompañada mientras deseo meter la cabeza en el horno.

Os haré un resumen de libro:
Diferentes personajes acuden a una taberna a que les preparen comidas que recuerdan de su pasado y que no consiguen replicar. Suena bonito y te imaginas saboreando nuevamente la comida de tu abuelita, casi puedes percibir su aroma... Pues no.
Ya empieza mal cuando un hombre pide que le preparen su plato favorito tal y como lo hacía su esposa muerta, porque su nueva novia no sabe preparárselo tan rico (aunque se esfuerza mucho) y así no se decide a casarse con ella. ¿¡EN SERIO!? le habría metido el plato, la vajilla entera y los palillos por el...
Pues sí, donde yo debería sentir emociones positivas no sentía nada en absoluto. O nada bueno. Bueno, sentía hambre.
El 90% del tiempo hablan de comida y no tenía ni idea de los sabores... me sentía como pollo sin cabeza. Lo de Sonia aún era peor porque solo reconocía los huevos como parte de los ingredientes, el resto le sonaba a chino, para ser precisa a japonés.

Inexplicablemente, los libros de filosofía, jardines zen, pintura japonesa (con la que tengo experiencia) e incluso novelas de terror sí me gustan. Todo lo demás es como un enorme agujero negro en el que caigo y desaparezco... igual que Alicia por la madriguera.
Me siento incapaz de valorar el libro, ni nota le pongo.

Después de esta terapia gratuita de la que sois desdichados testigos, me voy con mi crisis a otra parte. Mejor dicho, a otro libro.

Esperaba una novela entrañable sobre un negocio familiar donde poco a poco se iría descubriendo los secretos de la taberna y los recuerdos compartidos y bien guardados. Y en gran medida, ha sido así... solo que el formato no me lo esperaba.

Son, de alguna forma, seis historias independientes de los clientes pero unidas precisamente por la taberna, ya que es ahí donde todas toman lugar. Los diferentes clientes llegan gracias a un misterioso anuncio al local en busca de un plato que recuerdan pero que no saben recrear. Es ahí donde interviene Nagare (el investigador, cocinero y padre) y Koishi (la hija y ayudante).

Como podréis suponer, hay un montón de cultura culinaria japonesa: platos típicos, regionales, ingredientes y recetas según la ciudad... Todos, o la gran mayoría, son platos asiáticos-japoneses: esto me impedía visualizar la comida y al final acababa leyendo esas líneas (que son bastantes y descriptivas) algo perdida. Creo que si conociera más estos platos japoneses o si tuviera más interés por la cocina tal vez me hubiera conectado más.

Así mismo, también se aprende cultura japonesa, sobre el país, costumbres...

Para todo amante de Japón y de la comida creo que este libro le encantaría, al final es en lo que más se centra la novela. También, si queréis leer algo distinto a lo habitual, con otra forma narrativa estructural, le podéis dar una oportunidad 😉.

Los misterios de la taberna Kamogawa de Hisashi Kashiwai.

🚨Me encanta la cultura y gastronomía japonesa, por ende este libro lo disfruté al máximo, es cortito, pero rico e sabores que deleitan el paladar y el corazón. Me gustó que en cada capítulo, en cada nuevo caso, a los nuevos comensales se les ofreciera el OMAKASE, frase dicha por el cliente de un restaurante, generalmente de sushi, para indicarle al chef que prepare lo que él desee. El cliente no puede elegir, y debe aceptar el plato que le llegue a la mesa... Les garantizo que más de una vez quedé sorprendida con este plato a ciegas.

🎎Una historia llena de ternura sobre una pareja de detectives formada por el padre y la hija del Kamogawa Shokudo, un restaurante escondido en Kioto, el éxito entre la clientela radica en que este dúo singular se ha especializado en preparar exactamente el plato que el público anhela y recuerda de su pasado y no es capaz de reproducir o encontrar.

🎎La cultura japonesa es amplia y siempre aprendo algo nuevo, en especial palabras o platos diferentes, por eso lo atractivo de este libro... Porque quién no se sentiría feliz saboreando un plato de su infancia que evoca recuerdos maravillosos.

🎎La narración es sencilla y es un viaje para los sentidos a través de la gastronomía, también destaco la relación entre padre e hija y el recuerdo por la esposa y madre, incluso por medio de los sabores... Muy bonito, de veras.

🎎No hay sorpresas ni giros que hagan abrir los ojos como platos, pero eso era de esperar, porque el autor quería un deleite diferente, y en mi caso lo ha conseguido. La gastronomía puede unir a la gente, traer recuerdos o perderlos, dependerá de quién cocine, yo por lo menos sería feliz si alguien me preparara los Canalones Alfredo de mi madre... Yo cocino muy bien y sin embargo, no consigo ese toque como tampoco el de la salsa pesto de mi padre... Algunos sabrán a qué me refiero.

“Quienes están destinados a encontrarse terminan haciéndolo y, del mismo modo, quienes están destinados a llegar aquí, acaban llegando” ~ Los misterios de la taberna Kamogawa de Hisashi Kashiwai.

Nunca sé por dónde me va a salir un libro asiático: o los amo o me dejan indiferente. ¿Qué ha pasado con este? Tiene buena base y buen trasfondo pero se me ha hecho repetitivo, además de que me hubiese gustado que se centrase más en la investigación de los platos que en los platos en si. Lo mío no es la cocina, no nos vamos a engañar, ni tampoco domino los tropemil ingredientes que se mencionan en este libro.

Creo que el problema de que me haya resultado repetitivo es que el autor utiliza la misma estructura todo el rato. Son seis partes, una por plato, y todas constan de dos capítulos: en el primero conocemos a la persona que llega al restaurante buscando un plato y deja sus datos, y, en el segundo, la presentación del plato. Detrás, las relaciones personales: “Puedes estar lejos, perderte de vista, pero el vínculo con quienes amas de verdad nunca se rompe”; “Nunca se deben olvidar la humildad y la seriedad de cuando uno era principiante”; “Un matrimonio es un asunto complicado. Hay quien se va para seguir su propio camino, pero otros lo hacen por el bien de aquellos a quienes aman”.

Pero sobre todo es un canto a esos recuerdos que nos vienen a la memoria cuando pensamos en algunos platos. Yo recuerdo especialmente la carne guisada que elaboraba mi abuela –creo que no he vuelto a probar una igual– o el salpicón de marisco de mi hermana. ¿Tenéis algún plato especial en la memoria? Os leo.

Perdido entre unas callejuelas de Kyoto, sin cartel ni nada que te lo haga saber a simple vista, se esconde un pequeño restaurante tradicional frecuentado por un padre y su hija. Pero además de excelentes cocineros son también detectives culinarios. Sí, lo habéis leído bien. Y lo que ofrecen es recrear ese plato especial, esa receta que te recuerda a un momento especial, que te transporta a otro tiempo y a otro lugar y que no has podido volver a probar. A partir de los poco datos que les dan sus clientes investigan a fondo para poder ofrecer de nuevo ese plato tal y como lo recordaban.

La narración es un viaje para los sentidos por la gastronomía japonesa, los aromas y sabores traspasan las páginas, os aseguro que se os hará la boca agua 🤤 Además es una historia familiar muy entrañable y tierna, tranquila, sencilla, de esas que te hacen pasar un buen rato sin pensar en mucho más.

¿Qué es lo que me ha fallado? Pues que se me ha hecho algo repetitiva y predecible. Está compuesta por 6 relatos, uno por cada cliente que llega a la taberna, y todos siguen exactamente el mismo patrón y desenlace. Cambia un poco el relato personal de cada uno y, obviamente, la receta, pero en general son todos muy parecidos y sin lugar a giros ni sorpresas.

Todo depende de lo que estéis buscando en el momento, porque a veces se necesitan también historias así. Si queréis una lectura fresca, curiosa y sin más pretensiones que pasar un rato agradable os gustará.
En Japón está siendo todo un éxito y ya llevan una serie de 8 libros publicados, ¡así que por algo será!

El libro es bueno, esta bien escrito y deja un regusto feliz.

Pero son relatos, y estos repiten el mismo patrón y eso es algo que para mi gusto le resta dinamismo volviéndolo un poco repetitivo.

Aun así, es interesante y bonito.

Y el narrador del audiolibro lo hace muy bien.

Bonito para desestresarte entre lecturas mas densas.

El escritor consigue transportarte al ambiente de la taberna Kamogawa del Japón tradicional. Describe con sutileza los platos con la excusa gastronómica nos presenta historias sutiles que la cultura japonesa trata con delicadeza

Los protagonistas de los relatos de este entrañable libro (Nagare y su hija Koishi) resuelven casos de clientes que añoran alguna receta, mostrando con una exquisita delicadeza la intrínseca relación existente entre gastronomía y memoria. Lástima que muchas de las recetas e ingredientes queden tan alejados de nuestra cultura gastronómica

Al contrario de lo que da a entender el título, este no es un libro de misterios sino un homenaje a la gastronomía japonesa.

Koishi y su padre Nagare regentan una taberna en la ciudad de Kioto, un establecimiento que se sale de lo común. Por lo pronto no tiene letrero ni cartel que lo identifique, la fachada está un poco o bastante descuidada y la única publicidad que tienen es un anuncio en una revista culinaria especializada en el que ni siquiera aparece la dirección ni el teléfono (no digamos el correo electrónico). No hay carta ni menú, por lo que los clientes se tienen que confiar a las decisiones que sobre el plato a servir tome Nagare. Este último es un antiguo policía y ha unido su experiencia como investigador policial con su amor por la comida, con lo que ayuda a los clientes que acuden al lugar a encontrar esa receta que evocan de su pasado, con las pocas pistas que recuerdan.

El libro es de lectura pausada, pero al mismo tiempo no puedes parar de leer. No hay una sola trama que continúe todo el libro, sino que son distintas investigaciones con su historia personal detrás; y es que no se trata de encontrar una receta, sino de rescatar emociones, recuerdos, momentos.

Pero sobre todo, la protagonista indiscutible en este libro es la gastronomía nipona, que rebosa por todas las páginas, dando a degustar a los visitantes los distintos manjares del país del sol naciente; tanto, que daban ganas de ir a un restaurante japonés a ver si lo servían de la forma descrita. Lo único que he echado en falta, para los master chef lectores, son las recetas de los platos para poder elaborarlos en casa o intentarlo al menos.

¿Cómo es de guay cuando escoges el libro perfecto para un momento determinado? Ayer mismo acabé un libro de esos que te dejan afectada y sin ganas de nada que no sea llorar. Necesitaba algo dulce, ameno, acogedor, sencillo… y ‘Los misterios de la taberna Kamogawa' resultó ideal, me ha dado eso y mucho más. Incluyendo el factor sorpresa de no poder despegarme de sus páginas, puesto que suelo aburrirme con las tramas con aura feelgood pero no esta vez, este libro ha llegado para convertirse en la excepción.  
 
La taberna regentada por la familia Kamogawa, además de servir unos deliciosos y elaborados platos caseros, cuenta en su interior, al final de un largo pasillo, con una agencia de detectives especializados en investigaciones gastronómicas, básicamente encontrar (¡y preparar!) cualquier plato que sus clientes comieron en el pasado, pero olvidaron dónde, no conocen la receta o quien se lo cocinaba ha fallecido, por ejemplo.
 
Así, en este volumen (¡en Japón ya hay 8 publicados!) se nos cuentan seis historias independientes pero que permiten ir conociendo cada vez más la vida de los propietarios, padre e hija y su gato Hirune (siesta, en japonés), y algunos de los clientes habituales de esta particular taberna (de los que espero saber más en los siguientes libros).
 
Un libro para regodearse en los pequeños placeres de la vida, para recordar la capacidad de la comida para crear recuerdos y despertar la memoria tiempo después.
 
Una lectura absolutamente confort, con el toque justo de nostalgia, pero principalmente buenrollera y tierna, que se siente como un abrazo. Un libro que te hace sentir que estás en Kioto, a través de las distintas estaciones y que, además, te dará muchísima hambre.
 
¿Lo necesitáis? Me la juego a decir que SI.
いただきます! ¡Qué aproveche!
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