Wërra

Wërra (2020) es una novela original donde un escritor argentino escribe sobre el tema de la guerra, que él aborrece. Personalmente es un tema que no me interesa, pero rápidamente me di cuenta que el enfoque era original y que resultaba una lectura interesante, pedagógica.

Wërra, una antigua palabra alemana (hoy en día es krieg) de la que deriva guerra es español, guerre en francés, war en inglés.

Un argentino se encuentra viviendo temporalmente en Saint Nazaire (comuna del oeste de Francia en el departamento de Bretaña) y escucha en la radio el bombardeo de Siria por los franceses y casi al mismo tiempo se topa con una historia bélica acaecida 76 anos atrás en St Nazaire, un episodio de la SGM conocido como Operación Chariot (carro, carreta en francés). El argentino tiene un trauma con la guerra, le tiene una detestación profunda a la sinrazón de la guerra y tratará de desmantelar el mito del héroe y del coraje que se exige a los combatientes escribiendo este texto.

El escritor tenía un abuelo Rómulo, que fabricaba soldaditos de plomo en 1941 para « jugar a la guerra »; luego en los años 60 del siglo pasado miraba en la TV una serie norteamericana a la cual su padre era adicto, Combate con Vic Morrow en el papel del sargento Chip Saunders. Y a él le tocó vivir la guerra de las Malvinas…

De una cosa a otra, se pone a indagar y a escribir sobre Operación Chariot, bautizando cada capítulo (cortos) con el nombre de los caídos que figuran en una lápida frente al viejo muelle del puerto y que pueden ver al final de mi billete. El escritor va armando un verdadero puzzle con recuerdos familiares y con ficción, tratando de recrear la materialidad de lo que fue una verdadera operación suicida. Es una manera de rendir homenaje a los caídos 76 años después.

Los británicos querían hacer saltar las compuertas de la esclusa Joubert, un dique seco que servía a los flamantes barcos alemanes de guerra como el Tirpitz o el Bismarck. Para ello los británicos y con el propósito de defender el aprovisionamiento de Inglaterra, tan cercana, urdieron este plan, con el comandante de las fuerzas combinadas que era el almirante Mountbatten Debían organizar comandos para atacar a 6000 alemanes dispuestos a lo largo de la costa del estuario del Loira con un buque « señuelo », el HMS Campbeltown. La operación fue adelantada de 24 horas por las condiciones climáticas.

Los comandos estaban compuestos de 611 voluntarios y se formaron en Escocia. Ningún voluntario se echó atrás y tenían plena conciencia de que muchos no volverían. ¿Y por qué fueron a la guerra? Porque la patria y porque la libertad y porque no eran ningunos cobardes y porque sobre todo, eran jóvenes y a los jóvenes no se les da por pensar demasiado en la muerte. Y porque si. También irían porque sí. No creo que a nadie le resulte fácil renunciar a la guerra frente a los gritos de su querido jefe, en un patio de maniobras, y en medio de una multitud de compañeros que no renuncian.

611 mártires dopados con ron y anfetaminas para sacarse el miedo camino a la muerte.

A la 1:28 de la madrugada del 28 de marzo de 1942 los comandos británicos atacaron el puerto de St Nazaire en una operación suicida, aunque fructuosa dejando 169 militares muertos y 18 civiles franceses; más los prisioneros. Dos meses después Hitler exigió a sus oficiales que los rehenes de guerra no se harían prisioneros, sino que serían fusilados en el sitio mismo de la rendición. Los daños colaterales de este raid fueron el éxodo forzado de los habitantes del puerto y los muertos civiles.

Una bella iniciativa de revivir este episodio de la SGM y tener un pensamiento para los caídos. El escritor no escribió su relato en St Nazaire, sino que se llevó a penas unas 5-6 páginas escritas; realizó un hallazgo en el tratamiento del texto con un estilo dramático e irónico, muy a propósito.
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