Epodos. Odas

"¿Para qué el enorme pino y el blanco chopo gustan de unir sus ramas en hospitalaria sombra? ¿Para qué el agua fugaz se abre camino, trepidante, por el quebrado arroyo? Manda que traigan vino, perfumes y encantadoras rosas -flores en demasía pasajeras-, mientras lo permiten tu patrimonio, tu edad y los negros hilos de las tres hermanas."
Lo que más sé y recuerdo de Roma son sus grandes batallas y héroes denodados como Marco Antonio, Julio César, Régulo, Escipión entre otros. Pero existe un lado de la Roma clásica menos estentórea, la de la vida del poblador común, del "hombre libre" tan grande orgullo del romano, de sus fiestas, de sus costumbres, de su amor por la patria y sus bondades, por sus sufrimientos amorosos particulares.
Por algo Horacio es llamado el maestro del corazón humano, sus Odas y épodos tienen una familiaridad y sencillez que parece que en tono paternal aconseja a sus amigos (como Mecenas) y a la juventud Romana con el famoso "carpe diem", vivamos el instante, no preocupándonos del porvenir y brindando con vino con los amigos. Habla al joven enamorado o critica a la mujer voluble de la manera más coloquial, pero también algunas Odas hablan de celebrar los triunfos de su emperador Augusto con el estilo clásico de Píndaro, recurriendo a temas mitológicos.
Horacio evidentemente toma muchos aspectos de líricos griegos que lo han precedido, no me pareciera que sea un gran fundador en la lírica como sostienen algunos, tampoco la verdad los temas tratados por él son de mi completo agrado, pero sí he aprendido mucho de la sociedad romana, de sus costumbres, de su vida diaria, de sus enemigos fieros. Y la soltura y talento con el que lo hace sí me gustó.