El gato que venía del cielo

Soso, aburrido... No llegue a conectar en ningún momento de la historia.

Habla de una familia que por azares del destino es visitada por Chibi, el gato del vecino. Narra toda la historia donde poco a poco se van encariñando y demás...

Entiendo que a algunas personas les pueda gustar, creo que no es mi tipo de libro

: ( Este podría ser el emoticono que resumiera mi sentir sobre el libro.
Me acerqué a la novela emocionada: a fin de cuentas trataba de animales y no de cualquier animal, sino de un gato.
Sin embargo la obra no se centra de lleno en el gato. Comienza con el relato del traslado a una nueva casa del protagonista y su esposa. En esa casa, de alquiler, hay dos condiciones para ser admitido: no tener hijos ni animales. Para el matrimonio no supone ningún problema ya que no quieren tener hijos y tampoco ningún tipo de bicho.
Hasta que un niño del vecindario adopta a Chibi. Este minino se cuela de modo subrepticio en la novela, del mismo modo que entra en la vida de los protagonistas, que prácticamente no se darán cuenta de lo que lo aprecian hasta que Chibi desaparece de sus vidas.
La adaptación de la forma al contenido está bien realizada: el gato aparece a duras penas, entre líneas, y al lector le cuesta tanto verlo como al protagonista localizarlo en su casa o en el jardín.
Pero esta misma adecuación hace que el libro me decepcione. Yo quería un libro con más gato. Quería un gato como el de Soseki, rotundo y presente.
Por eso, el gato etéreo de la novela me ha dejado con un sabor de boca un poco amargo.

Un libro de tan sólo 160 páginas que bajo su aparente sencillez encierra el relato de un escritor, que en primera persona contará en su diario/cuaderno cómo fue mudarse junto a su esposa a un nuevo hogar.

Allí conocerán a Chibi, el gato de los vecinos. Y de manera profunda e introspectiva nos relatará cómo es la convivencia con el pequeño gato, cómo se afianza su relación y cómo les hace cambiar a ambos. Es además preciosa la manera del autor de narrar el paisaje, el interior del hogar, las costumbres japonesas, la cordialidad entre los vecinos.

Una lectura recomendada si quieres tomar un café, bajo una manta y disfrutar de una relajado tarde aprendiendo sobre Japón y transmitiéndote la dulzura de convivir con un gato.

Una preciosa e intimista novela, en la que las descripciones de las cosas más simples (el agua que sale de una manguera sin ir más lejos) se convierten en auténticos haikus improvisados. Pura poesía, una oda a la naturaleza, una novela muy japonesa, muy respetuosa, sencilla y deliciosa. Toda la prosa es sencilla, hermosa, sensible, con un ritmo pausado. Y para muestra algo tan escueto como: "...me embargó la profunda calma de aquel lugar, como si una mano familiar me acariciase el pecho a la altura del corazón".

Creo que no es ningún secreto que soy un gran amante de los gatos, así que estaba ansiosa por sumergirme nuevamente en alguna ficción enfocada en gatos. Es fácil decir que terminé bastante decepcionada por El Gato Que Venía del Cielo. de hecho, no estoy segura de por qué este libro tiene este título, ya que la atención se centra principalmente en la casa de huéspedes y la pareja desde la que se narra la historia ... Claro, tenemos a Chibi y luego a otros gatos, pero en realidad no jugaron un papel tan grande como pensé que lo harían. En cambio, El Gato Que Venía del Cielo es una historia en la que no pasa mucho, y es principalmente una descripción elaborada tras otra. Y aunque puedo apreciar descripciones bellamente escritas, fue demasiado tener que leer una historia formada de 90% de esas descripciones y solo el 10% de lo que se puede llamar una trama muy escasa. La escritura tampoco me convenció por completo (creo que la frase 'perdido en la traducción' podría aplicarse aquí), y en general me costó mucho mantenerme enfocada. de hecho, tuve problemas para llegar a esa página final, y la única razón por la que terminé es porque es muy corto en primer lugar. El final abierto fue otra decepción, y honestamente me sentí muy decepcionada por toda la experiencia.

Una corta historia, dulce, trágica, intima, poética, no solo conmovedora para los que amamos los gatos, los cuales están representados en Chibi, también para los que no son tan cercanos a estos pequeños felinos, ya que el autor crea una narración que a pesar de tener al gato como eje central, no está completamente centrada en él.
Es un relato íntimo de vivencias y decisiones, del trasegar del tiempo, del espacio que habitamos, de costumbres cotidianas del lejano Japón, una sincera recopilación de notas que vamos dejando por la vida, las cuales apiladas van tomando forma de historia.

El autor es un poeta japonés del que no sabía nada, hasta leer esta historia, que recibió el Premio Shoehi en 2002.

Básicamente cuenta como una pareja sin hijos acoge de vez en cuando al gatito de los vecinos en su casa, pues el animal sale bastante a pasear y suele entrar en el hogar de los protagonistas y echar allí la tarde.
Sí me he sentido identificada respecto a recoger al gato, ya que me pasa lo mismo con la clínica veterinaria de al lado de la tienda, cuando la gata se escapa siempre viene a la librería y se troncha en los sillones (aunque esta es algo más cariñosa que el del libro).

Me ha gustado mucho la parte inicial, hasta el primer tercio del libro, luego me daba la sensación de que no contaba nada, salvo el día a día de la pareja protagonista…
Curiosamente se ahonda bastante poco en los personajes (o al menos a mí me lo ha parecido), para ser una novela más bien intimista quizá esperaba otra cosa en ese aspecto.

Si bien tengo que decir que la historia me ha parecido muy bonita e incluso, en ocasiones, tierna, me he aburrido bastante en general.
No pasa absolutamente nada, salvando la aparición del gato.

Está escrita con una prosa lírica y elegante, incluso el autor nos deja observaciones metafóricas… que no me han parecido nada profundas, lo siento.

Salvo al gato y porque los adoro.
Enlace: https://locaporincordiar.blo..

Una pareja alquila un pabellón (una casa) y al lado hay una familia que decide adoptar un gato. Este gato entra a su antojo en la casa, llegando a vivir en ella como invitado. Por circunstancias la pareja tiene que dejar esa vivienda y la historia continua.
Lo mejor del libro es la descripción del lugar donde vive el narrador la historia, y poco más, no hay una trama, un hilo conductor, ni personajes maravillosos, ni siquiera el gato.
Lo leí porque me encantan los gatos, pero me ha dado pena que no me gustara, o que al ser la cultura japonesa tan distinta a la mía este libro tal vez no lo he entendido y el problema es mío y no del libro.

Una historia sencilla, cálida, detallista y con una escritura muy, muy bonita.

Un paseo a través del jardín, de las estaciones que lo transforman, del estanque de la casa grande, de sus habitaciones...

En pocas páginas asistimos al paso del tiempo de una casa, de sus habitantes... del trocito del "Callejón del Relámpago" donde conocemos a Chibi y a los humanos a quienes cambiará la vida.

Porque la huella de un gato en la vida de cualquiera deja marcas, a veces imperceptibles.

Una lectura perfecta para una tarde calentita de sofá y manta.

Esta es un de esas historias tiernas y sencillas, pero que enseñan muchísimos valores. Y el principal de esta obra, sin duda, es el amor por los animales. Por los gatos en especial. Este libro es una oda a los gatos. A uno y a todos.

La historia será narrada por su propio autor y nos contará los años que pasó en una casita muy pintoresca que se unía a varias más a través del un extraño sendero al que llamaron "Callejón del relámpago". Por allí aparecerá por primera vez Chibi, un gatito blanco con pegotes negros que cambiará su vida y la de su mujer. Él, que,a priori no se consideraba gran amante de los animales, caerá rendido a los pies de este pequeño felino.

La forma de escribir de Hiraide es bastante sencilla, pero con cierta profundidad.

Una historia para los amantes de los gatos. Entre los cuales me incluyo.