Todo sucedió en un momento fugaz que duró eternamente. En mitad de aquel jardín que ya no iba a recibir más visitas, a salvo de miradas indiscretas, la libélula aterrizó en mi dedo con sus cuatro alas transparentes y me miró con sus ojos saltones.
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Todo sucedió en un momento fugaz que duró eternamente. En mitad de aquel jardín que ya no iba a recibir más visitas, a salvo de miradas indiscretas, la libélula aterrizó en mi dedo con sus cuatro alas transparentes y me miró con sus ojos saltones.
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Mientras le contemplaba, mi mujer pensó que pronto llegaría el momento de la separación y volvió a preguntarse si realmente aquel gato no era suyo. Más bien si el pequeño animal no deseaba convertirse en su gato. Chibi observó con sus profundos ojos verdes una cosa que llamaban lágrimas.
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(…) los enamorados de los gatos consideran que el suyo es la maravilla entre las maravillas, como si estuvieran ciegos ante todos los demás.
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Sabía que los gatos únicamente abren su corazón a sus dueños, solo a ellos les muestran su verdadero esplendor.
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Apreciaba especialmente aquel escondrijo que reunía cualidades esenciales para un gato, como son la penumbra, el olor de una presencia humana, la suavidad de un almohadón.
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Los seres nobles no pretenden apartar a los demás para abrir su propio camino.
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Para los seres vivos, sin embargo, dar media vuelta en determinado punto del camino, deslizarse hacia un interior a través del intersticio de una puerta, ¿no es acaso un gesto espontáneo, un gesto de la misma naturaleza que el que hace brotar un arroyo? Algo que se repite de sol a sol hasta formar una corriente que un día desembocará en un río más caudaloso…
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Las aversiones son algo extraño. Nos obligan a reflexionar sobre vínculos especialmente fuertes que conservamos de una vida anterior, pero como la sola idea de mantener ese vínculo nos repugna, tendemos a alejarlo de nosotros como si fuera una amenaza.
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A menudo hablamos de tristeza violenta. ¿No será que al mezclarlos confundimos dos sentimientos distintos, tristeza e indignación? Alrededor de la muerte de una persona siempre reina la confusión. Se reúne gente abatida que llega de todas partes. Es un tiempo convulso, aunque limitado, en el que se tienen que decidir sobre la marcha muchos detalles imprevistos.
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La ausencia del gato transformó el jardín en un paisaje sin alma. Me sorprendió constatar cómo la mirada es capaz de engalanar con colores un lugar o, por el contrario, despojarlo de ellos.
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Es un retelling de...