Pero por mucho que lucharan las Brontë, Virginia Woolf, Anaïs Nin, Mary Shelley, Emilia Pardo Bazán, Carmen Laforet y algunas otras, sus obras acabaron engrosando la categoría de la narrativa femenina, la de aquello que no es universal, de lo secundario, y permanecieron en el olvido hasta que fueron reivindicadas. Hasta hace bien poco sus nombres apenas aparecían en los textos.
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