Knulp: Tres relatos sobre las andanzas de Knulp: 1

No me alargaré mucho, no vale la pena. Siento ser tan duro, pero la novela me ha parecido un bodrio absoluto, de una misoginia insufrible, filosóficamente ingenua y banal, como de otra época, tanto es así que me seduce pensar que el traductor fue de mi misma opinión y aprovechó la caspa para hacer un homenaje a las radionovelas de posguerra al elegir el viejuno vocabulario que utilizó repleto de expresiones y palabras del tipo púsole o abrióse, es menester, en diciendo, primor, feble, zagala , buido, etc etc etc. Únicamente me hizo gracia, aunque estoy seguro de que el autor no lo hizo con fines paródicos, esa religiosidad voluble y acomodaticia del protagonista, tan común por otra parte, que culmina en ese imposible diálogo con Dios en el que este le consuela al borde de la muerte de sus remordimientos al quitarle toda responsabilidad sobre su vida: “¿De veras no sabes que todo se ha consumado en regla, que no hubiera podido ser de otra manera?... No cabía que me sirviese de ti de otro modo que como tú eres”… en fin.