Noni28 September 2021
La música fluía con hermosa continuidad y me llevaba por una senda dorada hacia Gertrudis; pero ya no me era posible verla. En puridad, ya no deseaba verla: le brindaba mi música y mi aliento, mis pensamientos y los latidos de mi corazón como aquel caminante que en la mañana se entrega al luminoso azul y al limpio esplendor de la pradera, sin que nadie se lo pida y al mismo tiempo sin extraviarse entre las montañas (...) No era una emoción nueva: era como si se hubiese despejado la incógnita de remotos pensamientos, como si volviese a una patria antigua.
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