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Gloria Jurado (Traductor)
ISBN : 8412147103
172 páginas
Editorial: Maclein y Parker (30/11/-1)

Calificación promedio : 2/5 (sobre 1 calificaciones)
Resumen:
A mediados del siglo XIX, antes de que la tuberculosis fuese tratada con medicamentos, surgieron una serie de sanatorios en zonas montañosas de Centroeuropa ante la creencia médica de que la alta presión atmosférica podía mejorar el funcionamiento del corazón y los pulmones. En uno de estos sanatorios se encuentra Bernardine, una profesora e intelectual que ve truncadas sus aspiraciones profesionales cuando le diagnostican esta enfermedad. Su guía en este lugar será... >Voir plus
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Críticas, Reseñas y Opiniones (1) Añadir una crítica
Inquilinas_Netherfield
 10 February 2021
La protagonista de la historia es Bernardine Holme, una joven londinense que jamás ha recibido cariño ni muestras de afecto en su hogar (ha vivido casi toda su vida con sus tíos) y que tampoco ha aprendido a darlos. Es una mujer lista y culta que ha vivido por y para su cerebro y su culturización: el saber es su objetivo y sus principales preocupaciones son las del intelecto y las relacionadas con cuestiones sociales. Así vive su vida hasta que la salud se va, desaparece, y debe aparcarlo todo para recuperarla. Acude a Petershof, una especie de balneario en los Alpes suizos donde confluyen residentes y pacientes de todas partes de Europa. Allí debe permanecer unos meses, y es allí donde empieza a empatizar con otros seres humanos y donde aprende a juzgar y comprender a los demás por sus sufrimientos y aflicciones, dejando a un lado su inteligencia. Este es un proceso largo, sobre todo para una persona como ella, que jamás ha tenido consideración por los sentimientos de las personas que le rodean. Pero si hay un residente que destaca sobre todos los demás es Robert Allitsen, un hombre joven pero hosco que no habla con nadie si no es para soltar una grosería. Lleva siete años en Petershof y todo el mundo lo conoce como el Hombre Desagradable... pero Bernardine es diferente, aguanta con una sonrisa sus desplantes y sus comentarios duros y poco considerados, y ambos se convierten en inseparables.

No sé si recordáis que hace cosa de año y medio os hablé de Invierno en los Alpes, de Zofia Nalkowska (¡muy recomendable!), en la que la escritora, basándose en su propia experiencia, narraba su estancia en un sanatorio en los Alpes suizos en el periodo de entreguerras. El contexto social y la intención narrativa de Nalkowska nada tienen que ver con el libro que hoy os traigo, pero el enclave geográfico es exactamente el mismo. Estos sanatorios en los Alpes fueron destino de muchos europeos durante varias décadas (desde finales del siglo XIX hasta la primera mitad del XX), y aunque en un principio estaban destinados para enfermos de tuberculosis, lo cierto es que allí confluían todo tipo de pacientes e incluso personas que simplemente necesitaban aislarse del mundanal ruido, respirar aire puro y convivir con la naturaleza (unas vacaciones, vaya). Pero claro, los enfermos solían ir acompañados de familiares o cuidadores que unas veces vivían en el propio sanatorio y otras alquilaban habitaciones en el pueblo, además de que los visitantes o pacientes que se encontraban bien hacían vida fuera del sanatorio, y eso implica comercios, servicio postal, actividades al aire libre, excursiones... es decir, que estos sanatorios-balnearios, aunque cercanos a pueblos y localidades, en realidad conformaban unas instalaciones que funcionaban y existían para sus visitantes de invierno (en cuanto llegaba la primavera y la nieve comenzaba a deshelarse solo se quedaban los pacientes de larga duración, los que estaban de vacaciones solían volver a sus casas).

La ambientación, por tanto, y no sé si se nota, me parece muy interesante y además creo que da pie a todo tipo de historias e intrahistorias: las de los trabajadores del sanatorio, las de los pacientes con sus cuidadores y familiares, las de los familiares que llegan allí y se olvidan de que están para cuidar y se dedican a pasárselo en grande, los romances que surgen entre acompañantes o pacientes (muchas veces con adulterio de por medio) y que se ocultan como se puede (cosa harto difícil en una comunidad tan pequeña) y, sobre todo, las historias personales de los enfermos y el modo tan íntimo y diferente con el que cada cual se enfrenta a la enfermedad (con especial atención a los crónicos que viven allí y que, al no estar de paso, son testigos del ir y venir de todo tipo de individuos). Todo esto (y más) es, como digo, el potencial que puede ofrecer un lugar como este... pero por desgracia creo que está muy desaprovechado en Barcos que se cruzan en la noche.

No os quiero contar demasiado de la trama en sí misma más allá de lo que os he dicho porque es una novela muy corta. Sí que os puedo decir que la historia central es, sin duda, la amistad entre el Hombre Desagradable y Bernardine, y el modo en que esa amistad influye en cada uno de ellos y los sitúa en unos puntos diferentes y muy alejados de los que ocupaban al principio. Sus conversaciones sobre todo tipo de temas (enfermedad, muerte, suicidio, literatura, el modo en que se relacionan con los demás huéspedes, sus vidas antes de llegar al sanatorio, sus vidas más allá de él, el egoísmo y el sufrimiento en la enfermedad, la educación universitaria en las mujeres y su implicación en los movimientos sociales...) forman el grueso de la historia y es a ellos dos a quienes acompañamos todo el camino. Pocas veces nos alejamos de su vera y lo hacemos para adentrarnos en las cuitas de un par de trabajadores (una criada y un cartero). En cuanto a los demás huéspedes del sanatorio, solo entrevemos con algo más de profundidad la historia de un matrimonio (él, mayor y enfermo; ella, joven, hermosa y con cero ganas de cuidar de su marido); de los demás poco o nada conocemos salvo algún suceso puntual que apenas sirve para que los dos protagonistas reflexionen sobre él y sigan conociéndose y ahondando en su amistad.

Bien... os digo lo que a mí me ha transmitido esta historia, lo que yo he sentido leyéndola, que puede ser acertado o totalmente equivocado, como es natural, pero si os dijese cualquier otra cosa os mentiría: leyendo Barcos que se cruzan en la noche he sentido que la autora no estaba nada interesada en contar la historia sentimental y/o pseudoromántica que estaba contando... o, reformulando la frase (y abajo os explico por qué), he sentido que ella quería contar otras cosas, cosas que introduce en la historia en cuanto tiene oportunidad, que lo demás es el envoltorio que ella necesitaba para que esas cosas llegasen a más gente pero que no estaba comprometida en darle cariño a ese envoltorio. Y si la autora no siente cariño por su propia historia, difícilmente va a sentirlo el lector. Todo me ha resultado frío, desapegado, distante.

Me explico. Yo nunca leo los prólogos antes de leer la novela, siempre los leo al final, y prometo que una vez leído el libro, cuando volví a sus primeras páginas para leer la nota de los editores, pensé: "¡Ya, ya se nota!". En esa breve biografía de la autora de apenas dos páginas, se nos cuenta que ella misma pasó seis meses en el sanatorio de Petershof, que las escritoras feministas padecían enfermedades psicosomáticas causadas por la presión a la que estaban sometidas por enfrentarse al rol de feminidad impuesto por la sociedad de la época.... pero, y a esto es a lo que voy, también se dice que esas mismas escritoras feministas escribían personajes femeninos vulnerables en tramas muy sentimentales para llegar a un mayor número de lectores, y que aprovechaban esa circunstancia para introducir en esas tramas sus ideas feministas (que era realmente su propósito). Harraden hizo uso de esta táctica, se hizo famosa con ella (que no rica) y de hecho el libro fue muy bien acogido (he leído opiniones fantásticas de esta lectura). Me parecería estupendo si creyese que el resultado es bueno, pero si os tengo que dar mi opinión (es a lo que vengo, vaya), Harraden no hace buen uso de esta triquiñuela porque se ve venir de lejos su verdadera intención. No sé cómo explicarlo, perdonadme la torpeza... el único símil que se me ocurre es que no sabe mezclar los ingredientes, y al intentar saborearlos se percibe cada uno por separado sin ningún esfuerzo: no están integrados y algunos saben a "metidos a regañadientes".

Voy a ir más allá. Mis dos capítulos favoritos con diferencia son precisamente dos capítulos que hacen un punto y aparte (por distintos motivos) en la historia principal romántica que se nota a mil leguas que Beatrice Harraden no tenía ganas de escribir. Son dos relatos simbólicos sobre la búsqueda del conocimiento por un lado, y sobre el fracaso y el éxito por otro. Esos dos capítulos son los que a mí me han demostrado lo que esta escritora era capaz de hacer y su agudeza para ahondar en ciertos aspectos filosóficos. Deja reflexiones e imágenes mentales muy interesantes, y os aseguro que es donde más comodidad me ha transmitido.

De todos modos, y hablando de todo un poco, os confieso una cosa: me he peleado con la traducción/corrección desde la primera página por muchos motivos, y quienes me leéis desde hace tiempo sabéis que es algo que llevo muy mal. Si la narración no fluye con naturalidad y no me parece adecuada a la época en que fue escrito y publicado originalmente el libro, el disfrute de la lectura se me hace cuesta arriba. ¿Hasta qué punto ha influido en mi percepción tan tibia de la historia? Pues no sabría decirlo, pero ayudar a mejorarla tengo claro que no ha ayudado nada, y a ratos estaba más pendiente de lo raras que estaban escritas algunas frases y de tuteos imposibles (entre otras cosas) que de lo que me estaban contando.

¿Me ha parecido un mal libro? No, malo no. ¿Me ha parecido bueno? Tampoco. ¿El problema ha sido mío, solo mío y nada más que mío? Seguramente. Esta novela tiene muy buenas críticas, así que no me hagáis mucho caso; no me extrañaría nada que fuese culpa de mi falta de conexión con la historia y con la traducción. A título personal, sé que con otra edición la experiencia lectora hubiese sido mejor, pero la base y el desapego de la historia seguirían siendo los mismos y dudo mucho que mi conexión con ella mejorase hasta el punto de decir que me ha gustado.

Me apena cuando no conecto con un clásico, os lo digo de corazón, porque además siempre intento aprender de ellos y de la época y contexto social que muestran... pero no siempre lo consigo. Obviamente, si os interesa la novela no dudéis un instante en leerla y no hagáis ni caso de esta parrafada; ojalá la disfrutéis mucho más que yo (de hecho, todo el mundo parece disfrutarla más que yo xd).
Enlace: https://inquilinasnetherfiel..
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Citas y frases (2) Añadir cita
Inquilinas_NetherfieldInquilinas_Netherfield24 January 2021
Cuando has querido decir algo que te quemaba por dentro, ¿no has notado en la cara del que escucha esa inconfundible mirada de incomprensión que te hace retraerte en ti mismo? ¡Ese es uno de los momentos en los que el alma conoce su propia soledad!
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Inquilinas_NetherfieldInquilinas_Netherfield23 January 2021
Si cada persona que ahora escribe libros estuviera satisfecha con limpiar el polvo de libros ya escritos, ¡cómo se revitalizaría este mundo!
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