Rey blanco

Hace justo un año, en mitad de un gran bloqueo lector, mi padre me animó a leer Reina Roja. En pocas semanas devoré todas las obras de este autor: Reina Roja, Loba Negra, Cicatriz, El Paciente, La historia secreta del señor White, Espía de Dios… y alguna más, estoy segura.
 
No se que tiene este autor que me atrapa. Y esta vez me ha vuelto a pasar. En tres días, adiós, Rey Blanco. Después de tanto tiempo esperando, ¡solo tres días! Pero… ¡cómo controlarme a leer! Antonia y Jon (mi adorado, Jon) habían vuelto y no dormía yo tranquila sin saber qué pasaría en el siguiente capítulo.
 
No tiene mucho sentido resumir el argumento o hablar de la sinopsis ya que se trata del final de una trilogía. Por eso, os cuento mejor mis sensaciones. En Rey Blanco, he encontrado de nuevo la chispa, el ritmo y la conexión entre los personajes que tanto me gustó de Reina Roja y que (en mi opinión), se habían perdido en Loba Negra. El estilo de Gómez-Jurado, si bien no es para todo el mundo, a mi particularmente me encanta. Es inconfundible, va más allá de la naturalidad, introduciendo coloquialismos que ya son marca de la casa y que dan a los personajes una profundidad mayor que tres páginas de descripción. Además, me pasa una cosa, estoy acostumbrada a oír a Juan Gómez-Jurado en podcasts por lo que, en cierta manera, cuando leo, le oigo narrar en mi cabeza y es genial. ¿Estoy loca? Tal vez.
 
Rey blanco es el broche perfecto a esta trilogía, aunque los que la hayáis leído, sabréis que hay que leer más que estos tres libros para “saberlo todo”. Los misterios y enigmas abiertos en los dos libros anteriores se cierran y me veo releyéndolos todos pronto para tener una imagen más clara de todos los detalles. Si os vais a iniciar ahora con esta saga, ¡os libráis de las esperas! ¡Afortunados!
 
Rey Blanco, y la serie de libros de Antonia Scott, son thrillers sí, pero también son comedia, y drama. Son misterio, son amistad. ¡Absorbentes y entretenidos al extremo! Personalmente, como punto extra añadiría que la ambientación en Madrid es algo que siempre disfruto muchísimo.  
 
Un placer ver cómo triunfan autores como Juan Gómez-Jurado, que seamos también capaces de valorar el talento local. Ahora solo esperar a ver si el tiempo nos trae de vuelta a este gran tándem formado por Antonia Scott y Jon.