Miró por la ventanilla, y de pronto asistió al más increíble espectáculo que había presenciado en su vida: vio su grandioso río salpicado por centenares de islas, con sus aguas fluyendo entre dos sinuosas orillas, tan saturadas de árboles que apenas permitían ver un trozo de tierra libre, en una explosión vegetal tan fabulosa que le provocó un escalofrío de emoción.
|