—¿Y vas a dejarme tirado por un tío que no conoces? —Si lo dices de esa manera… Yo, no te cambiaría por un tío que no conozco. En realidad, no te cambiaría por ninguno sea conocido o no. |
—¿Y vas a dejarme tirado por un tío que no conoces? —Si lo dices de esa manera… Yo, no te cambiaría por un tío que no conozco. En realidad, no te cambiaría por ninguno sea conocido o no. |
(…) María Rosa, tenía que admitirlo, era una mujer de muchos recursos, no conocía la timidez y no vacilaba cuando tomaba una decisión, se la veía segura de sí misma. Le gustaba eso de ella, si no fuera porque lo sacaba de quicio y quería matarla cada diez minutos, no tendría ninguna objeción para tenerla a su lado, trabajando por supuesto.
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No podía dejar de pensar que el anterior director se había fugado con su secretaria, en un principio le pareció un disparate pero ahora hasta podía comprenderle. ¿Estaría el hotel maldito y los directores estaban destinados a acabar con sus secretarias? No, aquel pensamiento era una estupidez, eso no iba a ocurrir porque él era su jefe y como tal debía ser responsable de… las palabras se le fueron de la mente al recordar las curvas de Rosa. Claro que antes que jefe era hombre. ¡Maldita fuera! Antonio se dirigió hacia el baño y se lavó la cara con agua fría, tenía que despejar su mente, no dejaba de pensar en tonterías y debía levantar un hotel, esa era su prioridad y no tener una aventura romántica. |
—Los Ríos es un pueblo muy pequeño, apenas llegamos a los cien habitantes y el estanco que había cerró. Después, se hizo una reunión en el ayuntamiento y dado que casi nadie fumaba y es perjudicial para la salud, decidieron no traer máquinas de esas a los bares. —Definitivamente este no es un pueblo normal. —Claro que sí, al tener que ir tan lejos a comprarlo, algunos de los fumadores que vivían aquí lograron dejarlo. ¿No es fabuloso? —sonrió mostrándole sus perfectos dientes blancos. —Sí, fabuloso —masculló. —Quizá usted también lo consiga. Piénselo, sería un gran paso. —Olvídelo, necesito tabaco o me convertiré en un ogro muy peligroso. —Dios no lo quiera —sonrió con ganas pensando que si este era su lado amable, ¿cómo sería el malo? |
¿Quién es el autor/la autora de Episodios Nacionales?