La eternidad pende de este momento
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La eternidad pende de este momento
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—Oye, Gwendolyn, lo siento. —De repente se acercó a mí, me cogió de los hombros y me atrajo hacia él—. Soy un idiota, he olvidado lo que esto debe de representar para ti —me murmuró al oído—. Y eso que todavía puedo recordar lo extraño que me sentí cuando salté por primera vez, a pesar de las muchas horas de esgrima, por no hablar de las clases de violín… Me pasó la mano por los cabellos, y yo me puse a sollozar aún más fuerte. —No llores más —dijo él sin saber qué hacer—. Todo irá bien. |
No tengan miedo, los seudocientíficos obsesionados con el esoterismo y los fanáticos manipuladores de secretos no muerden
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Tomó una horquilla de mi pelo desordenado (por ahora mi complicada disposición de rizos debe haber parecido como si un par de pájaros habían anidado allí); él tomó una hebra de ella y se enrolla alrededor de su dedo. Con la otra mano comenzó a acariciar mi rostro, y luego se inclinó y me besó de nuevo, esta vez con mucha cautela. Cerré los ojos - y lo mismo sucedió que antes:. Mi cerebro sufrió ese delicioso ruptura en la transmisión.
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Tú no eres una chica vulgar, Gwendolyn- susurró mientras empezaba a acariciarme el cabello-. Eres una chica totalmente fuera de lo corriente. No necesitas la magia del cuervo para ser especial para mí.
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—Podría haber alguien detrás de la cortina espiándonos… La frase acabó en una exclamación de sorpresa, tras la cual se hizo el silencio. ¿Qué ha pasado? Sin reflexionar, aparté la cortina a un lado. La chica que era igual que yo había apretado sus labios contra los del joven. Primero él se limitó a dejarse hacer, pero luego le rodeó la cintura con el brazo y la estrechó contra su cuerpo. La chica cerró los ojos. De pronto sentí mariposas en el estómago. |
La eternidad pende de este momento.
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¿Qué criaturas mágicas podemos encontrar en Gringotts, el banco de magos?