Rubí de Kerstin Gier
—Podría haber alguien detrás de la cortina espiándonos… La frase acabó en una exclamación de sorpresa, tras la cual se hizo el silencio. ¿Qué ha pasado? Sin reflexionar, aparté la cortina a un lado. La chica que era igual que yo había apretado sus labios contra los del joven. Primero él se limitó a dejarse hacer, pero luego le rodeó la cintura con el brazo y la estrechó contra su cuerpo. La chica cerró los ojos. De pronto sentí mariposas en el estómago. |